domingo, 1 de julio de 2007

Footing vomitivo

Fuente de la imagen: fotoblend en pixabay
Será por el verano o por las necesarias, aunque pejigueras, obras de Málaga ciudad (metro, ave, puerto, etc.), pero el caso es que he cambiado la ruta mañanera de footing (ver post Footing meditabundo) y ahora suelo circular por la orilla de la playa, en dirección Torremolinos. A primera hora de este precoz domingo, cabalgaría viento de levante, porque la mar estaba cubierta de una espesa capa de nata (léase “porquería”). Deplorable imagen.

Termino el ejercicio físico y le pregunto a un madrugador transeúnte si eso es normal. “¿Normal?”, me interpela. “Anormal es que el agua esté limpia”, sentencia. Mientras escuchaba su respuesta, veo a un bañista en el agua, todo rodeado de espesa crema, con plásticos y latas, a modo de abalorios, rodeando su cabeza. Me entran náuseas y me despido apresuradamente del andariego, con aspecto de peregrino, antes de vomitar en su cara.

Resulta que las playas están catalogadas entre las mejores de España. Me pregunto cómo estarán las peores. Si una de las pocas industrias que nos queda en este litoral es el turismo, sigo interrogándome por qué no se cuidan esos detalles, con soluciones del tipo: un barco recoge natas; las siempre postergadas, cuando no chapuceras, obras de los emisarios y las depuradoras; etc.

Eso sí; un día sí y otro también, veo en los medios de comunicación a la trasnochada, pero presuntamente bien pagada, política de tres al cuarto, hablando de las lindezas de su gestión turística. ¿Alguien se lo cree? De qué me quejo. Tengo lo que me merezco como ciudadano. ¿Puedo hacer algo más? Sirva este post como granito de arena por si conseguimos mejorar. Imagen incorporada con posterioridad; fuente: fotoblend en pixabay.