Olivo de plata entregado a Manuel Velasco Carretero por Facep en el III Congreso de Enseñanza no Reglada celebrado en Úbeda y Baeza (Jaén, España) |
Un taco de documentación sobre la que recibía críticas del tipo: “¿Para qué, Manuel, si eso no se lo lee nadie?”, “Hay que ver la cantidad de fotocopias y de correo que se gastan en esos informes que envías”, “Lo que nos quieres es marear”, etc. Estas críticas también me llegaban de organizaciones similares del sector y de otros sectores. Curiosamente, con posterioridad, casi todas nos imitaron. Pero ahí no quedaba la cosa. Supongo que por el monto de ayudas que gestionábamos, recibimos inspecciones de todos los sitios. Incluso, llegué a pensar que una mano negra iba a por mí y por eso se me miró hasta la talla de la ropa interior del alumnado; es un decir y, por otra parte, lógico de pensar ante tanta inspección coincidente. Sólo la Hacienda nos puso pegas a unos desplazamientos y dietas en un año, por lo demás, las actas de las revisiones me reconfortaban cada día. Nos pateábamos toda la comunidad autónoma con jornadas de concienciación de la calidad, el intrusismo, etc., pero le pareció mucho gasto de ruedas a la Agencia Tributaria. Pequé de inocente[5], pero ahora me alegro de ello. Todavía evoco la cantidad irrisoria que le pagábamos al presidente y a algunos miembros del comité ejecutivo, en concepto de desplazamientos y dietas, por los numerosos traslados que hacían a Sevilla o a Madrid, luchando como gato panza arriba por conseguir unas migajas de sufragios para el sector, de la inmensa tarta de subvenciones y ayudas. Aún así, siempre estaba la empresa asociada recelosa. Y lo entendía y lo entiendo, porque la política de transparencia en la gestión profesional, en aquellos tiempos, no era lo que se estilaba. Es más, algunos me llegaban a decir: “No veas la cantidad de pasta que el presi, fulanito y menganito se están llevando ¿Eh Manolo?". Ciertamente, muchos tomaron buena nota de por dónde iban los tiros en las gestión de proyectos, el futuro comercial y la gestión empresarial en el sector, y se montaron en el dólar, pero no a costa de nuestra organización, al menos en el tiempo que colaboré con el fenomenal equipo técnico y el buen manojo de políticos y emprendedores en toda España.
En tiempo y forma me desvinculé del proactivo puesto estable que ocupaba, Secretario General, porque, llegado el momento, estimé que cuatro años eran más que suficientes en el desempeño de bisagra (en el buen sentido) entre los políticos, representantes de las empresas, y los técnicos y era necesario dar la oportunidad a otras personas en el nuevo objetivo de pasar de aire a un elemento más sólido. La noche del 21 de marzo de 1998, hace ahora nueve años, proveniente del sector de la enseñanza privada, en el Hospital de Santiago, de la bella ciudad de Úbeda (Jaén, España), después de escuchar una magistral conferencia de D. Rafael Termes, recibí una calurosa e inmerecida despedida, inmerecida porque me pagaban por hacer el trabajo que hice, pero ese momento lo guardaré eternamente en mi corazón. Allí percibí que con los dineros públicos y ajenos, merece la pena intentar hacer las cosas lo mejor posible, sin ni siquiera trapicheos que no llevan a ninguna parte, porque ese continuo intento en hacer las cosas bien, continuo porque nunca se acaba, genera y mantiene la esperanza en un mundo que siempre será mejor. Gracias, amigos. Una última reflexión o comentario. He hablado de la cuestión de confianza. Pero cuando una empresa asociada cometía un presunto desliz en su actividad empresarial, la imagen de todo el colectivo se perjudicaba y afectaba a la credibilidad del sector en general. En este sentido, un frente que, debido a su largo alcance, empecé pero no terminé, fue el relativo a la creación de unas normas mínimas de actuación, que llamábamos política de calidad, algunos las catalogaban como regulación del sector, de forma que actuaran de visión, misión, transparencia o algo por el estilo, creando sensibilidad en torno al mantenimiento de dicha confianza de la sociedad (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; olivo de plata entregado a Manuel Velasco Carretero por Facep en el III Congreso de Enseñanza no Reglada celebrado en Úbeda y Baeza (Jaén, España). Fuente: archivo propio.
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[1] ABC, El País, 20 minutos. Sitios visitados el 09/04/2007.
[2] Gracias, Toñi.
[3] Y posteriormente en otra de ámbito nacional, CECAP.
[4] A los que les hacía trabajar duro durante, al menos, tres sesiones al año.
[5] Creo que sólo metíamos el kilometraje, el bocadillo que nos comíamos y poco más.