jueves, 14 de diciembre de 2006

La cesta de navidad

Estoy contento. Ayer aportó mi pareja al negocio familiar la cesta de navidad, que le ha entregado la empresa en la que está colaborando transitoriamente. 

Me lo pasé ¡chachi piruli! Como un niño de cinco años abriendo los regalos de los Reyes Magos. Un manojo de emociones se esparció por la cocina. 

En los momentos de exigüidad económica, se valoran aún más estos complementos laborales. 

Percibo que algunas personas prefieren el dinero en efectivo, pero reconozco que a mí me gustan este tipo de detalles. 

La última cesta que recibí fue en la navidad del año 2004; me la remitieron por mensajero desde Mollina y traía aceite de Hojiblanca y vino de la coope

Intentar transitar por los caminos de Madre Teresa de Calcuta conlleva cierta aspereza, austeridad, frugalidad y templanza, pero en momentos señalados, como estas fechas, la carga se hace más pesada. Al final, brindamos con el tinto de Ribera del Duero.

(Formato de texto cambiado posteriormente. Fuente de la imagen: sxc.hu).