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Hay que formar un equipo para resolver este problema. Un equipo profesional. Trabajo en equipo. Mi equipo, etc. etc. Y dale con el concepto “equipo”, como si fuera una dignidad y honradez particular y el remedio para solventar conflictos o generar alternativas. Nada, que se ha puesto otra vez de actualidad y que está fatalmente contemplado pensar de otra forma. Cierto, que la diversidad y dificultad de los procesos de trabajo y de toma de acuerdos y resoluciones implican la conformación de equipos, donde la aportación individual y coordinada procura conseguir el objetivo grupal. Cada miembro limita su capacidad de decisión personal en aras de los objetivos comunitarios, ya que están sugestionados de que es la opción más preferible para conseguir la meta.
El equipo increíble es el que sea más apropiado para conseguir los propósitos empresariales del modo más eficaz, en el ambiente donde se mueve. Ahora bien, debemos tener claro que el trabajo en equipo no es la medicina que se deba aplicar en todos los escenarios organizativos y que, por ejemplo, en algunos casos se utiliza consciente o inconscientemente para tapar ineptitudes, desavenencias, incompetencia, reciclaje formativo, etc. de algunos de los miembros propuestos. Por otro lado, emplazar para colaborar a técnicos exclusivos, famosos o excepcionales, no certifica un equipo increíble. Finalmente, en otros casos, existen personas deslumbrantes que resplandecen en solitario y se apagan en grupo. El equipo increíble es, sencillamente, aquél que consigue los objetivos con el trabajo eficiente y coordinado de todos sus miembros[1].
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[1] Formato de texto cambiado posteriormente. Fuente de las imágenes: sxc.hu. Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.