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Y así fue. En mi segunda experiencia, abril de 2007, redacté unos veinte supuestos, anotando, incluso, mis dudas en cuanto a la utilización definitiva de una u otra cuenta. En mayo me atreví con mi primer Estado de Flujos de Efectivo (EFE). Un participante me reventó, prácticamente el 30% del supuesto. De esa retroalimentación surgió un ejemplo mejor. Se lo agradecí. En junio, a la inteligente pregunta de un alumno sobre qué tipo de formación futura debería elegir de la previsible avalancha de oferta que se recibiría a partir de septiembre, le respondí que se estudiara no sólo el perfil de los ponentes o tutores, sino, también, el enfoque eminentemente práctico de las jornadas, seminarios y cursos. Respecto al perfil, se debe preguntar qué experiencia práctica en materia de NIC-NIIF tienen los ponentes, si han participado en comisiones técnicas sobre el nuevo plan, si han realizado algún trabajo específico e, incluso algún supuesto. En cuanto al enfoque práctico, estudiar concienzudamente el programa y solicitar, también, alguna parte del texto práctico, para haceros una idea. La mayoría de las veces nos guiamos por el efecto deslumbrante de la organización que patrocina el evento formativo, sea una firma de auditoría de reconocido prestigio, una institución de renombre en materia de educación, o una corporación de derecho público, y damos por hecho que será excelente. Fausto y Milagros han pagado bien la novatada, en el sentido literal y económico del concepto “pagar”. Aprendamos de su experiencia. Suerte con la elección de vuestro próximo evento formativo (ilustración del MEC). Fuente de la imagen: sxc.hu. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Febrero de 2007.