sábado, 16 de agosto de 2025

Conjunción de vino y vista

Fuente de la imagen: Pazo Do Souto. Sitio vinopost (M. Velasco, 2025)
Día de brisa cálida y sol suave en la terraza del hogar de Carmen, donde el azul profundo del cielo se fundía con el infinito del Mediterráneo en un horizonte lejano. En nuestras copas, un Albariño de la Denominación de Origen Rías Baixas: el Pazo do Souto (M. Velasco, 2025)[1]. En este bello rincón de la amiga, a kilómetros de las brumas atlánticas que le dieron su origen, el vino se encontró con un paisaje completamente nuevo, un cruce entre dos mares, dos culturas, dos mundos. Y es que, nacido de las uvas de El Condado do Tea, lleva consigo la memoria de una tierra interior, de viñedos bien ventilados y de un sol que madura lentamente la uva, dándole una acidez equilibrada y una generosidad frutal. Su carácter, forjado lejos de la costa gallega, lo hace único. Pero en el instante de la degustación, su alma atlántica se encontró con la luz y el calor del Mediterráneo. 

Al probarlo, sus notas de frutas de hueso, como el albaricoque y el melocotón, llenaron el paladar con una frescura que recordaba a las mañanas gallegas, pero que, de alguna manera, armonizaba perfectamente con el aire salino que subía desde el mar a lo lejos. La brisa marina, a pesar de la distancia, parecía acentuar su volumen en boca y su textura untuosa, creando una experiencia sensorial completa. Conjunción de vino y de vista, puesto que, fecundado entre ríos y viñedos, encuentra su resonancia en la inmensidad del mar. Aquel Pazo do Souto, fresco y a la vez profundo, se convirtió en otro compañero con el que contemplar el vasto horizonte. Fue una degustación que trascendió la simple bebida, un momento de conexión entre un paisaje y una copa, un diálogo silencioso entre dos culturas unidas por el placer de un buen vino y la belleza de un paisaje infinito. Gracias, Carmen.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2025). Pazo Do Souto. Sitio vinopost. Visitado el 16/8/2025.