sábado, 24 de mayo de 2025

Subvenciones: catalizadoras del desarrollo turístico

Fuente de la imagen: esquema desarrollado en las clases de la asignatura Derecho Administrativo Turístico (DAT), de tercero del Grado en Turismo de la Facultad de Turismo de la UMA; mvc
Las subvenciones (M. Velasco, 2013)[1] constituyen uno de los mecanismos más importantes en la actividad administrativa de fomento, especialmente en sectores estratégicos como el turismo en Andalucía. El Ordenamiento Jurídico orienta claramente sobre que estas ayudas económicas no deben ser consideradas como una contraprestación directa por parte del beneficiario, sino como una forma de apoyo para promover actividades de interés social o de utilidad pública. En esencia, una subvención es una disposición dineraria que la Administración Pública concede a personas o entidades sin exigirles una contraprestación inmediata, siempre y cuando cumplan con ciertos objetivos o realicen acciones específicas que beneficien a la comunidad. Este instrumento se ha convertido en una pieza clave en la respuesta del sector público a las demandas sociales y económicas, canalizando recursos para fomentar proyectos que, de otra forma, podrían tener dificultades para levantar fondos de manera independiente. En el contexto del sector turístico en Andalucía, las subvenciones son básicas para impulsar iniciativas que promuevan la sostenibilidad, la innovación, la mejora de la calidad y la competitividad del sector turístico. Además, la normativa regula de manera estricta todo el proceso, desde la planificación inicial en un plan estratégico, hasta la justificación de los fondos utilizados, garantizando transparencia y legalidad en su gestión. El proceso de concesión de subvenciones en mi país requiere que la entidad interesada presente una solicitud formal, acompañada en muchos casos de una memoria descriptiva del proyecto que se pretende desarrollar.

La normativa también exige que las bases reguladoras reflejen cómo dichas ayudas encajan en el marco del plan estratégico, cuáles son los objetivos específicos, la cuantificación de los recursos necesarios y las fuentes de financiación. La finalidad es que cada subvención tenga un impacto claro y medible, alineado con los objetivos del plan de fomento y los intereses públicos. El control y seguimiento de las subvenciones son igualmente aspectos fundamentales. La Administración se reserva la obligación de verificar que los fondos se destinen exactamente a las actividades autorizadas y de que los beneficiarios cumplan con las obligaciones establecidas. En caso de incumplimiento, las sanciones pueden ser severas, incluyendo multas que oscilan en función de la gravedad de la irregularidad y del monto indebidamente obtenido. La posibilidad de sanciones pecuniarias o incluso no pecuniarias refuerza la importancia de gestionar con rigor y transparencia los recursos públicos. En conclusión, las subvenciones son una herramienta potente para impulsar el desarrollo de actividades de interés público, particularmente en áreas como el turismo, donde suponen un catalizador para promover iniciativas sostenibles y responsables. Sin embargo, su correcta utilización requiere un proceso cumplido con la normativa, con solicitudes bien fundamentadas, una gestión transparente y una justificación adecuada. Solo así podrán cumplir eficazmente su función de fomentar proyectos que aporten valor social y económico, y que contribuyan al bienestar y desarrollo de la comunidad. Fuente de la imagen: esquema desarrollado en la clase de la asignatura Derecho Administrativo Turístico (DAT).
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2013). Ordenamiento jurídico de Subvenciones. Sitio iurepost. Visitado el 24/05/2025.