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Fuente de la imagen: esquema desarrollado en las clases de la asignatura Derecho Administrativo Turístico (DAT), de tercero del Grado en Turismo de la Facultad de Turismo de la UMA; mvc |
La normativa también exige que las bases reguladoras reflejen cómo dichas ayudas encajan en el marco del plan estratégico, cuáles son los objetivos específicos, la cuantificación de los recursos necesarios y las fuentes de financiación. La finalidad es que cada subvención tenga un impacto claro y medible, alineado con los objetivos del plan de fomento y los intereses públicos. El control y seguimiento de las subvenciones son igualmente aspectos fundamentales. La Administración se reserva la obligación de verificar que los fondos se destinen exactamente a las actividades autorizadas y de que los beneficiarios cumplan con las obligaciones establecidas. En caso de incumplimiento, las sanciones pueden ser severas, incluyendo multas que oscilan en función de la gravedad de la irregularidad y del monto indebidamente obtenido. La posibilidad de sanciones pecuniarias o incluso no pecuniarias refuerza la importancia de gestionar con rigor y transparencia los recursos públicos. En conclusión, las subvenciones son una herramienta potente para impulsar el desarrollo de actividades de interés público, particularmente en áreas como el turismo, donde suponen un catalizador para promover iniciativas sostenibles y responsables. Sin embargo, su correcta utilización requiere un proceso cumplido con la normativa, con solicitudes bien fundamentadas, una gestión transparente y una justificación adecuada. Solo así podrán cumplir eficazmente su función de fomentar proyectos que aporten valor social y económico, y que contribuyan al bienestar y desarrollo de la comunidad. Fuente de la imagen: esquema desarrollado en la clase de la asignatura Derecho Administrativo Turístico (DAT).
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2013). Ordenamiento jurídico de Subvenciones. Sitio iurepost. Visitado el 24/05/2025.