domingo, 27 de abril de 2025

La Paciencia Sublime del Aszú

Fuente de la imagen: Oremus Tokaji Aszú 3 Puttonyos. Sitio vinopost (M. Velasco, 2023)
Después de una semana más ajustada y triste de lo normal, con sentimientos a flor de piel (M. Velasco, 2025)[1], y terminada la colocación del cañizo para atenuar un poco el sol que ya se nota, decidí darme un homenaje, descorchando el Oremus Tokaji Aszú 3 Puttonyos (M. Velasco, 2023)[2], regalo de Paco (Muchas Gracias). Y es que la tradición late con fuerza en cada sorbo de este vino singular de la añada 2017, un caldo que Tempos Vega Sicilia elabora como testimonio de una tierra excepcional y de un saber hacer transmitido a lo largo del tiempo. Los Aszú, esa joya enológica, son el alma distintiva de esta estirpe de vinos excelsos, donde la herencia se entrelaza con la innovación y la búsqueda constante de la excelencia, alumbrando creaciones sublimes que beben de raíces profundas e irrepetibles. Oremus se erige así, como símbolo de la paciencia recompensada, de la sabiduría que otorgan la experiencia y el conocimiento, de ese arte ancestral de transformar la uva en pura emoción líquida. La génesis del Aszú, ese "vino de lágrima" como se le conoce, es un proceso que demanda mimo, sosiego y una maestría profunda. Solo las buenas añadas, cuando la naturaleza conjuga lluvias generosas al final del estío con un otoño soleado y de brisas suaves, permiten el milagro de la formación de los granos nobles. 

Es entonces cuando la humedad hincha las bayas, su piel se resquebraja y la Botrytis cinérea despliega su magia, la tan preciada podredumbre noble. Para dar vida a este néctar, se siguen aplicando las mismas fórmulas que han perdurado durante siglos[3]. El Aszú 3 Puttonyos 2017 se presenta como un vino elegante y fresco, con una acidez que le infunde vivacidad y un tacto aterciopelado en boca. Su color amarillo brillante es el preludio de fragancias florales delicadas y notas cítricas que despiertan el paladar. La añada 2017 se benefició de un invierno frío y nevado que protegió las vides, una primavera de temperaturas agradables y sequía que adelantó la brotación, un verano de calor habitual y lluvias bien distribuidas que favorecieron un desarrollo temprano, y un otoño excepcional con una maduración perfecta y un clima ideal para la aparición de la podredumbre noble, con noches frescas, días soleados y escasas precipitaciones. Este vino invita a ser disfrutado ahora, pero atesora un potencial de guarda de unos quince años si se conserva en las condiciones óptimas de temperatura y humedad. Para una experiencia plena, la bodega aconseja servirlo alrededor de los 8 grados centígrados. En cada sorbo, se degusta la paciencia del tiempo, la sabiduría de la tradición y la promesa de una grandeza que perdura.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2025). Mientras se aleja, esa llama titila. Sitio visitado el 27/04/2025.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2023). Oremus Tokaji Aszú 3 Puttonyos. Sitio vinopost. Visitado el 27/04/2025.
[3] Al mosto que cabe en una barrica de Gönc, unos 136 litros, se incorporan tres cestos de 23 kilos cada uno –los "puttony" en la lengua húngara– repletos de esos granos nobles Aszú. Estas bayas se maceran con el mosto, aguardando uno o dos días para que se hinchen y estén listas para el prensado. La fermentación de estos mostos Aszú es un camino lento, que a veces se extiende hasta dos meses. Luego, el vino reposa en barricas de madera, en la quietud de un lagar protegido, esperando que la transformación culmine por sí sola. Es entonces cuando se le añade un toque de Eszencia, ese elixir concentrado recogido gota a gota de las propias bayas Aszú. Con este gesto, se dice, se le devuelve simbólicamente su alma, encarnada en esa esencia primigenia. La leyenda de Tokaj ha crecido a lo largo de sus cuatro siglos de historia, pero fue en 1630 cuando por primera vez se reconoció la grandeza singular del viñedo de Oremus, que hoy goza de un prestigio universal.