jueves, 19 de diciembre de 2024

La mecánica de la deducibilidad

Fuente de la imagen: Ponerme colorado  (M. Velasco, 2012)

Más allá de la obligación de repercutir el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA)[1] en las ventas, existe un mecanismo que permite a las empresas recuperar una parte del IVA que han pagado. Esto se conoce como la deducibilidad del impuesto. Pero ¿Qué es? Ante todo, es un derecho que tienen los sujetos pasivos ((M. Velasco, 2008)[2], de restar de la cuota del IVA a ingresar a la Hacienda Pública, el IVA que han soportado en sus compras de bienes y servicios destinados a su actividad económica. En otras palabras, es una forma de compensar el IVA que se paga como consumidor para poder utilizarlo en la actividad empresarial. Para poder deducir el IVA, se deben cumplir una serie de requisitos.

Entre los requisitos subjetivos, se encuentra ser sujeto pasivo, es decir, la entidad jurídica, el empresario o el profesional deben estar dado de alta en el censo de obligados tributarios y realizar actividades económicas. En relación con los requisitos objetivos, resaltar la afectación a operaciones gravadas[3] y el soporte documental[4]. En cuanto a las operaciones que dan derecho a deducción, generalmente, se pueden deducir las cuotas del IVA soportadas en adquisiciones de bienes y servicios a otros sujetos pasivos, importaciones de bienes, adquisiciones intracomunitarias de bienes y otras operaciones específicas definidas en la ley, como determinadas entregas de bienes y servicios.

No todo el IVA soportado puede ser deducido. Existen restricciones, como, por ejemplo, bienes y servicios para uso particular[5], operaciones exentas[6] o la regla de prorrata[7]. Ahora bien ¿Cómo se deduce el IVA? La deducción del IVA se realiza a través de las declaraciones periódicas del impuesto. En estas declaraciones, se incluyen las cuotas soportadas y las cuotas repercutidas, y se calcula la diferencia, que será la cuota para ingresar o a devolver. Terminando, no cabe duda de que es un mecanismo fundamental para evitar la doble imposición[8], fomentar la actividad económica[9] y simplificar la gestión fiscal[10], por lo que es un aspecto clave en la gestión fiscal de cualquier empresa[11].
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[1] Ley 37/1992, de 28 de diciembre, del Impuesto sobre el Valor Añadido (LIVA). Publicado en: «BOE» núm. 312, de 29/12/1992. Entrada en vigor: 01/01/1993.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2008). El sujeto pasivo en el Impuesto Sobre el Valor Añadido. Sitio Contable y Fiscal. Visitado el 19/12/2024.
[3] Los bienes y servicios adquiridos deben estar destinados a actividades que generan derecho a deducción, es decir, a operaciones que están sujetas al IVA.
[4] Es imprescindible contar con la factura que acredite la adquisición del bien o servicio y el IVA soportado.
[5] El IVA de las adquisiciones destinadas al uso personal del empresario o de sus empleados no es deducible.
[6] El IVA soportado en operaciones que están exentas del IVA no puede deducirse.
[7] En algunos casos, cuando un bien o servicio se utiliza tanto para actividades gravadas como exentas, solo se puede deducir una parte proporcional del IVA soportado.
[8] Garantiza que el IVA solo se aplique al valor añadido en cada etapa de la producción.
[9] Al permitir recuperar parte del IVA pagado, se incentiva la inversión y el consumo.
[10] Al compensar las cuotas soportadas y repercutidas, se reduce la carga administrativa para las empresas.
[11] Conocer los requisitos y las limitaciones de esta deducción es fundamental para optimizar la tributación y evitar problemas con la Administración Tributaria.