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Me citaron una tarde en un local comercial de apenas seis metros cuadrados, con el suelo de cemento[3]. Allí estaba yo: “el ejecutivo creído”, con el rolex, la corbata, la chaqueta, la camisa, el pantalón y hasta los calcetines y calzoncillos de marca. Allí estaba, frente a un señor, más joven que yo, que decía ser el Presidente de la institución, y frente a otro señor, también más joven, que decía ser el Secretario. Me dio en la nariz que no les di buena impresión en la entrevista pero, como posteriormente deduje, estaban bastante apurados con la sustitución del anterior gerente, la puesta en marcha de un cambio organizativo en el que creían y no disponían de mucho tiempo para entrevistar a varias personas ni tenían material adecuado para ello. Optaron por seleccionarme y ponerme a prueba.
Refresco lo anterior porque he recordado esos y otros momentos de cambio existencial en lo profesional, mientras en el fin de semana pasado hojeaba el texto de E. Benavent (2024), "Esnob"[4]. Obviamente, salvando las distancias con la parte amorosa, me he identificado con algún que otro personaje. Es una historia que, aprovechándome de la reseña y algunos subrayados, cuestiona los convencionalismos del amor en la sociedad actual mediante un viaje por las relaciones humanas, examinando con humor e ironía la superficialidad, la perfección o el social media. Coincido con aquella parte de la crítica que conceptualiza la novela como tirón de orejas en lo social, que invita a reflexionar sobre la sociedad y los valores en los que se apoya. Parte de este texto se ha editado en el sitio book—post, bajo el título "Esnob".
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[1] Velasco-Carretero, (2006). Parece que fue ayer. Sitio visitado el 05/08/2024.
[2] Del sector del transporte.
[3] Una puerta corredera, una mesa, una silla, un armario, un ordenador, una impresora y poco más.
[4] Benavent, Elisabet (2024). Esnob. Ed. Suma.