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Aclarar que la iniciativa no busca adquirir la propiedad de dichos videojuegos, derechos intelectuales asociados o derechos de monetización, ni espera que el editor proporcione recursos para dicho videojuego una vez que lo descatalogue y lo deje en un estado razonablemente funcional (jugable). Los organizadores piden[4] a la Comisión Europea (CE) que introduzca el requisito de que los editores que vendan o concedan licencias de videojuegos en la UE dejen estos juegos en un estado funcional (de juego), a fin de evitar que los editores desactiven a distancia los videojuegos[5].
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[1] Los videojuegos se han convertido en una industria con miles de millones de clientes valorados en cientos de miles de millones de euros. Durante este tiempo, ha ido surgiendo lentamente una práctica empresarial específica en la industria que no sólo es un ataque a los derechos básicos de los consumidores sino que está destruyendo el propio medio.
[2] O características y activos relacionados vendidos para los videojuegos que operan.
[3] Un número cada vez mayor de editores venden videojuegos que requieren conectarse a través de Internet al editor del juego o "llamar a casa" para funcionar. Si bien esto no es un problema en sí mismo, cuando finaliza el soporte para este tipo de juegos, muy a menudo los editores simplemente cortan la conexión necesaria para que el juego funcione, proceden a destruir todas las copias funcionales del juego e implementan amplias medidas para evitar que el cliente reparar el juego de cualquier forma.
[4] La decisión de registrar una iniciativa se basa en un análisis jurídico de su admisibilidad con arreglo al Reglamento sobre la iniciativa ciudadana europea. No prejuzga las conclusiones jurídicas y políticas de la Comisión sobre estas iniciativas y las medidas que adoptaría en caso de que alguna de estas iniciativas obtenga el apoyo necesario de, como mínimo, un millón de ciudadanos de la UE.
[5] Fuente de la información: CE.