miércoles, 6 de marzo de 2024

...y la mayoría de las predicciones se cumplieron

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Y de los expedientes que suplicaban su no destrucción (M. Velasco, 2024)[1], ¡cómo olvidar! el trabajo “Conceptos y Enfoques Teóricos sobre la Naturaleza de los Objetivos Empresariales” (M. Velasco, 1991)[2], realizado en el marco del Programa de Doctorado sobre Dirección Estratégica de la Empresa, bajo la batuta de Aquilino Alfredo Aguirre Sádaba y, esta investigación en concreto, tutorizada por la entonces profesora (hoy catedrática) Ana María Castillo Clavero[3]. Parte de la introducción a la investigación que realicé, la utilicé años después para iniciar el explícito texto “Objetivo Empresarial” (M. Velasco, 2003)[4], donde también recogía la definición de objetivo desde el punto de vista genérico (J. Collins y otros, 1995)[5], como todo tipo de metas, fines, orientaciones o valores hacia los que tiende la actividad empresarial. En sentido estricto, al hablar de objetivo nos referimos a ese resultado que está previsto conseguir en un plazo de tiempo determinado. En el terreno empresarial podría considerarse como el estado futuro deseado en la empresa o en algunos de los elementos que la componen. Desarrollar un sistema adecuado de objetivos es extremadamente complicado, siendo único para cada negocio debido a la necesidad de combinar juicios de valor de los directivos, optimización del beneficio, responsabilidad social de la empresa, etc. Para la doctrina referenciada, las estructuras de los objetivos se suelen concentrar, fundamentalmente, en los beneficios empresariales y el resto de las consideraciones económicas, dejando a un lado las filosofías globales que puedan surgir.

Ciertamente, no existía[6] acuerdo unánime acerca de cuál era el objetivo fundamental de la empresa. En las páginas del estudio intenté tratar los conceptos que por aquellos tiempos se manejaban en la doctrina, acerca de la esencia de la empresa y los distintos enfoques a la hora de tratar los objetivos empresariales, con especial atención a las teorías clásica, de relaciones humanas, neoclásica, conductistas o del comportamiento, sistemáticas y las deducciones del momento en cuanto a la administración se refería. Una de las conclusiones (M. Velasco, 1991), tenía relación con la tendencia que detecté, de empezar a considerar a la empresa como un sistema abierto e integrado con el resto de los sistemas y subsistemas de la propia sociedad y penetrando o envolviendo a todo el conjunto se encontraban las ideas relacionadas directamente con la responsabilidad social, tanto interna como externa, de la empresa. Terminaba considerando que los teóricos de la economía de la empresa, entre los que me consideraba integrado, comenzaban a predecir un futuro donde la idea de” aldea global” se extendía al concepto de administración de las organizaciones empresariales. En ese contexto, vaticinaba también que la cultura debía tener un papel predominante en la gestión de esa administración y en el tratamiento específico de los objetivos y subobjetivos a conseguir, así como su fin esencial. Luego[7] llegó a mi país la democratización del uso de Internet en la empresa y la mayoría de las predicciones se cumplieron. Fuente de la información: publicaciones y doctrina referenciada. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2024). No era difícil de imaginar. Sitio visitado el 06/03/2024.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (1991). Conceptos y Enfoques Teóricos sobre la Naturaleza de los Objetivos Empresariales. Documentos de trabajo. Departamento de Economía y Administración de Empresas. Universidad de Málaga.
[3] Un recuerdo desde aquí.
[4] Velasco-Carretero, Manuel (2003). Objetivo Empresarial. Sitio visitado el 06/03/2024.
[5] Collins, J.C.; Porras, J.I. Empresas que perduran: principios exitosos de compañías triunfadoras. Ed. Norma. 1995.
[6] y no sé si ya existe.
[7] Finales de la década de los noventa.