sábado, 25 de abril de 2020

Impacto de la COVID-19 en el curso escolar

Fuente de la imagen: Alexandra_Koch en pixabay
Parte de la tarde del viernes la pasé hojeando la Orden Ministerial (OM) EFP/365/2020, por la que se establecen el marco y las directrices de actuación para el tercer trimestre del curso 2019-2020 y el inicio del curso 2020-2021, ante la situación de crisis ocasionada por la COVID-19[1], publicada en el Boletín Oficial Del Estado español (BOE), que entra en vigor hoy mismo y de la que ya informé en el sitio Educación, Formación y Empleo[2]. Entiende el Poder Ejecutivo de mi país (PE) que se establece "el marco y las directrices de actuación a desarrollar durante el tercer trimestre del curso 19-20 y el inicio del curso 20-21 ante la situación de crisis ocasionada por la Covid-19". La OM responde a la situación creada por la evolución de la pandemia ocasionada por el coronavirus y la consiguiente declaración del estado de alarma en todo el territorio nacional que, entre otras medidas de emergencia, estableció la suspensión de la actividad educativa presencial en todos los centros y etapas. Esta situación imprevista ha provocado una brusca alteración del desarrollo del curso escolar que ha obligado al conjunto de la comunidad educativa a hacer un gran esfuerzo para dar continuidad a la actividad lectiva a través de otras modalidades de enseñanza y aprendizaje[3]

En opinión del PE, el impacto directo que la emergencia sanitaria está teniendo en el desarrollo del presente curso escolar en España, obliga al Ministerio de Educación y Formación Profesional, y al resto de autoridades competentes en materia educativa, a actuar atendiendo a las graves razones de interés público que concurren en el ámbito educativo, de forma urgente, con rigor, mesura, responsabilidad y compromiso. Por ello, el MEFP ha adoptado una serie de medidas excepcionales y de carácter temporal para el desarrollo del tercer trimestre del presente curso y el comienzo del próximo. La OM no modifica el ordenamiento jurídico vigente y respeta las competencias de las Comunidades Autónomas (CCAA) y recoge los acuerdos adoptados en el seno de la Conferencia Sectorial de Educación por la mayoría de las CCAA en el ámbito de la educación no universitaria, aunque vinculará igualmente a las Comunidades que decidan adherirse posteriormente. Asimismo, ha tenido en cuenta las propuestas efectuadas por el Consejo Escolar del Estado, máximo órgano de participación de la comunidad educativa. 

La OM instituye el mantenimiento de la actividad educativa durante el tercer trimestre, de momento a distancia, en función de las restricciones sanitarias, y que el curso no se prolongará más allá del mes de junio. Para que los estudiantes no pierdan el curso y puedan continuar avanzando en su formación, teniendo en cuenta de manera especial la situación de los más vulnerables, la evaluación será continua, la promoción de curso será la norma general y la titulación debe ser la práctica habitual para aquellos alumnos que finalicen 4º de ESO o 2º de Bachillerato y FP[4]. El tercer trimestre tendrá carácter formativo y diagnóstico, para determinar las carencias de cada alumno y aquellos aspectos en los que necesita reforzar conocimientos. La evaluación global del curso se basará en los dos primeros trimestres en los que la actividad educativa se desarrolló de manera presencial y el tercer trimestre en ningún caso podrá perjudicar al alumno pero sí reconocerá el esfuerzo que haya hecho para obtener mejores resultados. 

Finalmente, el tercer trimestre se centrará en la recuperación, el repaso y el refuerzo con actividades globalizadoras e interdisciplinares y debidamente tutorizadas[5]. En el caso de que se mantenga la formación a distancia, se movilizarán los recursos y medios de apoyo necesarios para que el profesorado desarrolle su labor en las mejores condiciones posibles. Además, durante este periodo, las administraciones y centros educativos harán un especial esfuerzo por identificar al alumnado que no está conectado y prepararán planes específicos de recuperación del vínculo escolar y de refuerzo que les ayuden a reincorporarse a la actividad educativa tan pronto como sea posible. Una vez finalizado el curso, durante el verano, las administraciones organizarán o apoyarán la realización de actividades de refuerzo voluntarias combinadas con actividades lúdicas, contando con el concurso del voluntariado y en contacto con los centros educativos y sus docentes[6]. Fuente de la información: BOE y PE. Fuente de la imagen: Alexandra_Koch en pixabay. 
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[1] Orden EFP/365/2020, de 22 de abril, por la que se establecen el marco y las directrices de actuación para el tercer trimestre del curso 2019-2020 y el inicio del curso 2020-2021, ante la situación de crisis ocasionada por la COVID-19. Publicado en:«BOE» núm. 114, de 24/04/2020.Entrada en vigor:25/04/2020. Si quieres acceder al documento, clickea AQUÍ
[2] Texto “Tercer trimestre curso 19-20 e inicio curso 20-21”. 
[3] A esto hay que añadir la situación específica de miles de estudiantes que no han podido conectarse con sus profesores y tienen grandes dificultades, por tanto, para continuar su formación. 
[4] Una decisión que, en todo caso, siempre adoptará el conjunto de profesores de cada estudiante, que son quienes lo conocen y podrán evaluar de manera global si ha obtenido los objetivos educativos esenciales de la etapa cursada. 
[5] La actividad se centrará en los aprendizajes y competencias imprescindibles evitando sobrecargar al alumnado, aunque esto no impide que se siga avanzando en los conocimientos si es posible. 
[6] De cara al próximo curso, las Administraciones educativas, los centros y el profesorado organizarán planes de recuperación y adaptación del currículo y de las actividades educativas, que permitan avanzar a todo el alumnado y especialmente de los más rezagados.