jueves, 5 de diciembre de 2019

Cuando China estornuda, Europa se resfría

Fuente de imagen: mvc archivo propio
Hace unos meses, P Pardo, en El Mundo, artículo “El estornudo chino[1], proponía cambiar la frase “cuando EEUU estornuda, Europa se resfría”, por esta otra: "cuando EEUU y China estornudan, el mundo se resfría". Según Pardo, “Menos crecimiento y endeudamiento masivo es una mala combinación en cualquier economía. El estornudo chino es algo que hay que tener en cuenta”. Sobre este tema, escribía con anterioridad otro Pablo (M. Diez), en ABC que “Cuando China estornuda, el mundo se resfría[2]. Realmente, casi nada nuevo me aportaron los dos "Pablo" en sus respectivas publicaciones, ya que bastantes años antes, 2009, en el texto de Javier Rovira[3], referenciado en “Cambio de época”(M. Velasco, 2010)[4], refrescaba la frase que, en relación a China, se le atribuye al emperador Napoleón Bonaparte: “Es un gigante dormido; dejad que China duerma, porque cuando despierte, el mundo temblará”. 

A más abundancia de doctrina, en “El resfriado del gigante”, citaba a The Economist, artículo Waht China Wants (Lo que China quiere), con la idea As China becomes, again, the world's largest economy, it wants the respect it enjoyed in centuries past. But it does not know how to achieve or deserve it: “A medida que China se convierte, una vez más, en la mayor economía del mundo, demanda el respeto que disfrutó en siglos pasados”. Si me apuras, en 2006 lo advertía Ted Fishman en China, Inc.: How the Rise of the Next Superpower Challenges America and the World[5], “China, Corporación: Cómo el surgimiento de la próxima superpotencia se constituirá en un desafío para América y el resto del mundo”, en el sentido que lo “producido en China” tenía sus cosas positivas, pero también lo negativo, afectando para lo bueno y menos bueno al resto del mundo. 

Referencio lo anterior, porque parte de la tarde del miércoles la pasé hojeando el reciente artículo analítico de Xu Bing, Moritz Roth y Daniel Santabárbara, “Impacto global de una desaceleración en China”[6], donde intentan argumentar que una desaceleración acusada y sostenida de la economía china, dada su importancia sistémica, afecta a la economía global no solo por su peso en el PIB mundial, sino también por su conexión con otras economías, tanto en el frente comercial como en los mercados de materias primas y, de manera más incipiente, en el sistema financiero global[7]. Como refuerzo a su tesis, los autores presentan algunas simulaciones del impacto negativo que tendría sobre la economía mundial, y sobre la Unión Económica y Monetaria en particular, una desaceleración de la economía china más intensa de lo que esperan los principales analistas[8]. Fuente de la imagen: mvc archivo propio. 
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[1]Pardo,Pablo (2019). El estornudo chino. El Mundo. Sitio visitado el 05/12/2019.
[2]Diez, M. (2012). Cuando China estornuda, el mundo se resfría. ABC. Sitio visitado el 05/12/2019.
[3] Rovira, Javier. “Consumering.Cambair o seguir sufriendo, usted elige”. Editorial ESIC. 2009. 
[4] Velasco-Carretero, Manuel (2010). Cambio de época. Sitio visitado el 05/12/2019
[5] Fishman, Ted. “China, Inc.: How the Rise of the Next Superpower Challenges America and the World”. Editorial Scribner. 2006. 
[6] Xu Bing, Moritz Roth y Daniel Santabárbara, “Impacto global de una desaceleración en China”. Boletín Económico 4/2019 Banco de España. 2019. 
[7]  Indirectamente, los desarrollos en China también tienen efectos sobre la incertidumbre y la confianza globales.
[8] En concreto, una desaceleración adicional del crecimiento anual de China de 1 punto porcentual (pp) induciría una reducción del crecimiento mundial de 0,4 pp en un año con efectos especialmente significativos en los productores de materias primas y en las economías asiáticas.