sábado, 18 de agosto de 2018

Perfiles de la oferta de empleo 2018 en España

Portada del informe. Fuente: SEPE.
Con el fin de conocer este aspecto del mercado de trabajo y dar respuesta a los nuevos requerimientos, el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal de mi país (SEPE) viene abordando cada año un estudio de ámbito estatal, que profundiza en el conocimiento de los perfiles profesionales y de las competencias que requieren las empresas para cubrir sus puestos de trabajo, detectando las necesidades de formación, ayudando así a mejorar la empleabilidad de los trabajadores, con el fin de colaborar en una mejor comprensión del funcionamiento del mercado laboral de manera que los empleadores (que buscan sus candidatos), los desempleados (que tratan de incorporarse a ese mercado de trabajo, mantenerse en él o incluso crear su propio trabajo), las entidades educativas y formativas y por supuesto, quienes intermedian y orientan, lo puedan utilizar como fuente de información y herramienta de trabajo. Fruto de este interés es el estudio “Los perfiles de la oferta de empleo” que el Observatorio de las Ocupaciones realiza cada año con el fin de acercarse con eficiencia a las necesidades de los ciudadanos y las empresas. El trabajo se realiza, principalmente, mediante el seguimiento y análisis de una muestra significativa de ofertas de trabajo que se publican a través de los distintos portales de Internet, independientemente de que la oferta de trabajo proceda de la propia empresa que oferta o de los distintos intermediadores: servicios públicos de empleo, empresas de trabajo temporal, agencias de colocación, sitios web especializados en empleo, etc. 

Los principales objetivos perseguidos por SEPE son incrementar las posibilidades de acceso al mercado laboral y mejorar la empleabilidad de los desempleados. Los perfiles de las ofertas de empleo definen los grandes rasgos que conforman el desempeño de las profesiones, caracterizan los puestos de trabajo y sus condiciones laborales y dan a conocer las nuevas competencias laborales y contenidos formativos requeridos para acceder o mantenerse en el siempre cambiante mercado de trabajo. El estudio abarcó distintos niveles de cualificación y de sectores productivos por lo que las diferencias son considerables, recogiéndose aspectos de lo más diverso por ser propios de cada profesión estudiada. Por esa razón, SEPE no puede considerar el estudio como un todo, sino que cada perfil presenta características determinadas, aunque se observan aspectos y tendencias transversales y comunes que son reflejo de las tendencias generales del mercado laboral, y que pueden resultar de utilidad para los demandantes de empleo, para los orientadores laborales así como para determinar la programación de la oferta formativa dirigida a trabajadores ocupados y desempleados. 

En opinión de SEPE, la formación es un pilar fundamental en el desarrollo profesional y queda reflejado en la diversidad de conocimientos y competencias que se solicitan en las ofertas de empleo. Dependiendo del nivel de cualificación demandado a cada grupo profesional y del sector productivo en el que se encuentre inmerso, se buscan personas con un nivel formativo normalmente elevado, con expectativas que permitan ampliar el abanico de alternativas y posibilidades laborales. Cuando su ejercicio y competencias están regulados por normativas oficiales y autoridades competentes, se exige el título, habilitación o certificado correspondiente. Se valora cada vez más los conocimientos en áreas complementarias a la ocupación. Los empleadores insisten en lo referente a la cualificación y especialización continua de los candidatos, partiendo de un perfil con actitud polivalente, comprometida ante el trabajo y versátil así como aptitudes especializadas y puestas al día; punto de partida que aporta valor al candidato e incrementa de manera significativa sus probabilidades laborales. Una mayor preparación genera un perfil más flexible y capaz.

Entre los aspectos más significativos del estudio de los “Perfiles de la Oferta de Empleo” 2018, se  encuentra la valoración especial de la capacidad de polivalencia que en muchos casos se ha de compatibilizar con un alto grado de especialización, así como del conocimiento del propio sector/rama económica y de sus interrelaciones, que están en constante cambio y transformación, a las que los profesionales se han de adaptar. La adaptación rápida al cambio a las nuevas exigencias de las empresas; la predisposición a realizar funciones diferentes a la habituales de un puesto determinado; y la capacidad para adaptarse a los distintos entornos y asumir nuevos desafíos, son algunas de las características de definen la mencionada polivalencia.  Otro aspecto a resaltar lo constituye el cambio y evolución de las competencias se manifiesta en la propia denominación de las ocupaciones ofertadas. Dentro de la gran diversidad existente, las hay que se pronuncian sobre la particularidad profesional requerida, las que buscan pericia en herramientas muy concretas y las que determinan el contexto profesional sobre el que se va a ejercer o especifican la categoría laboral del puesto, con la responsabilidad que esto pueda conllevar. 

Por otro lado, la necesidad empresarial de generar incrementos en la productividad y mejorar la competitividad mediante la adaptación a un nuevo entorno de Economía Digital genera que, a nivel de demanda laboral, se soliciten competencias relacionadas con la tecnología y el ámbito digital de manera transversal en casi todas las profesiones. Un buen manejo de la tecnología y el poseer una cultura digital es básico para muchos puestos de trabajo. La mayoría de habilidades requeridas van desde saber navegar por Internet, gestionar el correo electrónico y conocer las redes sociales hasta la utilización de programas específicos de gestión informática de cualquier proceso de trabajo (fabricación, venta, postventa, almacenaje, distribución…). Igualmente, en las ofertas, la aptitud -en sentido estrictamente laboral-, se entiende como el conjunto de condiciones que hacen a un profesional idóneo para desempeñar una función determinada. Pero, además de “conocer la profesión”, se requiere un plus que aporte algo más al desempeño de un determinado puesto de trabajo. Más que disponer de las capacidades necesarias para hacer unas determinadas tareas, las empresas valoran considerablemente la actitud con la que los empleados afrontan su trabajo. En este sentido, fomentar valores como la superación, el optimismo, la perseverancia o la motivación resulta clave para hacer progresar el negocio [1].

Por su presencia constante en las ofertas, las siguientes actitudes son fundamentales a la hora de buscar, encontrar y mantener el trabajo, o directamente crearlo: - Iniciativa y dinamismo. Proactividad. - Adaptabilidad y flexibilidad funcional. - Disposición al aprendizaje continuo.  Responsabilidad. - Actitud creativa y negociadora. - Actitud positiva y empatía. - Trabajo en equipo. - Calidad y excelencia en el trabajo. - Orientación al cliente y a objetivos. - Esfuerzo, comunicación, organización, perseverancia, etc. Asimismo, aunque la empresa no se dedique directamente a las ventas o el comercio, las habilidades comerciales y de orientación al cliente son muy valoradas en un mercado de trabajo que se desenvuelve en una economía con un exceso de capacidad productiva y coyunturalmente con el consumo interno retraído. Por otro lado, en casi todos los perfiles estudiados la responsabilidad y perseverancia son competencias valoradas. Los empleadores necesitan saber que están incorporando a un trabajador que garantice, desde los aspectos más básicos (puntualidad, confidencialidad…) hasta el cumplimiento de las tareas encomendadas, es decir, personas positivas y comprometidas. 

Otro aspecto significativo es la especificación de la necesidad de poseer experiencia previa, bien genérica o específica, en función de la orientación concreta que tenga el puesto ofertado. Al tratarse de un requisito clave a la hora de entrar en el mercado de trabajo y teniendo en cuenta que muchos desempleados no la pueden acreditar, se hace necesario buscar alternativas y establecer puentes en el recorrido: formación-prácticas-trabajo. El conocimiento de idiomas es otro requerimiento primordial en el ejercicio de muchas profesiones, está cada vez más presente en las ofertas y resulta prácticamente imprescindible para ocupaciones cualificadas o técnicas. El inglés, con un nivel elevado, sigue siendo el idioma por excelencia del mundo laboral – imprescindible en muchos casos para realizar entrevistas de trabajo-, permitiendo el acceso a oportunidades de empleo dentro y fuera de nuestras fronteras. Finalmente, la movilidad tanto geográfica como funcional y ocupacional, se ha incorporado al mercado de trabajo definitivamente, como un aspecto fundamental de unas relaciones laborales a quienes las leyes del mercado piden adaptabilidad, flexibilidad y disponibilidad[2]. Si quieres acceder al informe, clickea AQUÍ (Fuente de la información y de la imagen: SEPE). 
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[1] Estas actitudes ejercidas en el desempeño del trabajo, sea con compañeros, clientes, proveedores, etc., son determinantes en las relaciones laborales actuales, tanto para acceder al empleo como para mantenerlo y se han convertido en un requisito transversal en la mayoría de las ocupaciones. La “autocandidatura” está cada vez más presente y más valorada.
[2] Está condicionada por una oferta de empleo influida por factores de muy diversa índole, entre ellos la coyuntura nacional e internacional, actividad bajo pedido o encargo, oportunidad, temporalidad, etc.