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Nada es más potente para sofocar la innovación, como señala Tom Kelley, en su texto “Las diez caras de la innovación”. Tom ha observado una serie de funciones que las personas pueden desempeñar en una organización para fomentar la innovación y las nuevas ideas, al tiempo que ofrece un contraataque eficaz para los detractores. Entre estos enfoques están el “antropólogo”, esa persona que va al campo para ver cómo los clientes usan y responden a los productos, para llegar a nuevas innovaciones. También se encuentra el “polinizador”, que mezcla y combina ideas, personas muy dispares y tecnologías, para crear nuevas ideas que pueden impulsar el crecimiento. El siguiente perfil que enumera Tom es el corredor de obstáculos o “vallista”, que busca maneras de superar los límites y desafíos de cualquier situación al instante. Siguiendo con los perfiles descritos por el autor, el siguiente es el “colaborativo”, esa rara avis que antepone el equipo sobre el individuo, que, con el interés de hacer las cosas (y hacerlas bien), intenta mover a las personas para formar equipos multidisciplinarios, disolviendo los límites tradicionales dentro de las organizaciones y generando oportunidades para que los miembros del equipo asuman nuevos roles. Otro perfil es el “directivo”, que dispone de una perspicacia aguda del panorama general, con una firme comprensión del pulso de su organización. A través del empoderamiento y la inspiración, la persona en este rol motiva a quienes le rodean a tomar el centro del escenario y aceptar lo inesperado.
Seguidamente nos encontramos con el “arquitecto de la experiencia”, perfil centrado en la creación de experiencias individuales notables, facilitando encuentros positivos a través de productos, servicios, interacciones digitales, espacios o eventos. Diseña cómo convertir algo común en algo distintivo. Por su parte, el “diseñador de conjuntos” escruta todos los días oportunidades para animar su espacio de trabajo, promoviendo culturas energéticas e inspiradas para crear ambientes de trabajo que celebren al individuo y estimulen la creatividad. Para mantenerse al día con las necesidades cambiantes y fomentar la innovación continua realiza ajustes en un espacio físico para equilibrar las oportunidades de trabajo colaborativas. Por su parte, el “cronista” captura la imaginación del equipo con narrativas convincentes de iniciativa, trabajo duro e innovación, yendo más allá de la tradición oral para trabajar en el medio que mejor se adapte a sus habilidades y mensajes: vídeo, narrativa, animación e incluso historietas. Al enraizar sus historias en autenticidad, este narrador puede inspirar emoción y acción, transmitir valores y objetivos, fomentar la colaboración, crear héroes y dirigir a las personas y organizaciones hacia el futuro. Finalmente tenemos al “custodio”, base de la innovación impulsada por el ser humano, que a través de la empatía, trabaja para entender a cada cliente individual y crear una relación, guiando al cliente a través del proceso para proporcionarles una experiencia cómoda y centrada en el ser humano[3].
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[1] Kelley, Tom. The Ten Faces of Innovation : IDEO's Strategies for Defeating the Devil's Advocate and Driving Creativity Throughout Your Organization. Editorial Currency/Doubleday. 2005.
[2] Con mi inglés de los Montes de Málaga.
[3] Este texto también se ha editado en el sitio BOOKPOST, bajo el título "Las diez caras de la innovación" (Fuente de la imagen: mvc archivo propio).