miércoles, 7 de junio de 2017

Ni por encima ni por debajo

Cogiendo espárragos en un paraje de la Serranía de Ronda. Fuente de la imagen: mvc archivo propio
En relación al perfil de C. Ronaldo y eso que dicen acerca de que es un líder vanidoso[1], interesante debate el que mantuvieron ayer Paco y Antonio, sobre el atributo "efectividad" de los líderes y la complementariedad de esta particularidad con otra no menos importante: la "humildad". Y es que, en este mundo de alas nobles, "suntuosísimos" y kilométricos despachos instalados a “tuti plen” en la cúspide de las pirámides organizativas, chorreando ego por doquier y “qué guapo soy y qué tipo tengo” hasta en el sabor del café de la máquina instalada en el office[2], lo normal es que la humildad brille por su ausencia y no se la espere, por mucha foto "marketeniana" que se difunda en campañas ad hoc

Según la RAE, la humildad es la "virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento". Les comenté a los amigos que hace unos años, J. Prime y E. Salib, escribían en HBR, The Best Leaders Are Humble Leaders[3], que traducido[4] es algo así como “Los mejores líderes son líderes humildes”, sobre un estudio realizado en aquellos momentos, que manifestaba la humildad como uno de los cuatro agentes esenciales del liderazgo en clave “excelencia”, para instituir un contexto organizacional donde los colaboradores y colaboradoras, de desiguales umbrales demográficos y sociales, se sintieran circunscritos emocionalmente. 

Los trabajadores y trabajadoras que observaban proceder filántropo en sus directivos, también lograron ser más innovadores, solidarios con sus compañeros y compañeras, percepción de distinción, y sentimiento de pertenencia al grupo, sintiéndose especiales ante los reconocimientos explícitos de sus superiores por sus competencias y destrezas. Sí, no es fácil la senda, pero, según Prime y Salib, la humildad de algunos de los directivos y directivas investigados, fue uno de los vitales adjetivos de esos “guías” que armonizaba a todos y todas, en casi todos los contornos de la organización. 

Para los autores, los líderes humildes no deben ser confundidos con débiles, puesto que se necesita mucho arrojo para trabajar la humildad. Desdichadamente, esta bravura no siempre es laureada en las empresas. Termino transcribiendo la idea de Ovidio: “No se puede ser mejor líder que persona”, en el sentido de que líderes somos todos, pero humildes probablemente sólo unos cuantos. Define la humildad como aquel estadio mental “en el que se mira a los demás al mismo nivel, ni por encima ni por debajo”[5] (Fuente de la imagen: mvc archivo propio).
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[1] ¿Vanidoso? ¡Anda ya! ¡Qué va!
[2] De la que, por cierto, también gana dinero a costa de los becarios y la miseria de sueldos de la inmensa mayoría.
[3] Prime, Jeanine; Salib, Elizabeth. The Best Leaders Are Humble Leaders. Harvard Business Review. 2014. Sitio visitado el 07/06/2017.
[4] Con mi inglés de los Montes de Málaga.
[5] A continuación te dejo una conferencia de Ovidio, alojada en Youtube cortesía de TedxTalks.