viernes, 19 de febrero de 2016

Prelación cardinal

Fuente de la imagen: pixabay
Cierto que en repostería existen recetas de tartas amargas, pero en lo cotidiano no concibo la amargura en una tarta, sino el dulzor. Por similitud, en lo profesional, laboral o empresarial, puede que exista la estrategia sin capacidades, competencias y aptitudes[1], pero lo que aporta una prelación cardinal o excelencia es la correspondencia entre estrategia empresarial, profesional, institucional o laboral y las capacidades, competencias y aptitudes de los sujetos, tanto en lo individual como en lo colectivo o grupal.

Ahora bien ¿De qué capacidades, competencias y aptitudes estamos hablando? ¿A la inteligencia empresarial, institucional, laboral o profesional? ¿A la toma efectiva de decisiones para la consecución de objetivos empresariales? ¿A la utilización óptima de los sistemas de información?... El caso es que pueden existir capacidades, competencias y aptitudes que en unas personas se califican como buenas, dulces, y otras que pueden catalogarse como nocivas o amargas. 

A continuación te dejo el cortometraje “Aptitudes”, subido a Youtube por burbujafilms, sobre la historia de uno de esos individuos que especialmente son escogidos por sus capacidades, competencias y aptitudes "amargas" (Fuente de la imagen: pixabay).
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[1] Por ejemplo el hijo de papá que entra en un puesto directivo en una empresa familiar, sin ninguna capacidad que sume valor al negocio.