Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Tal vez, con la diplomacia de algodones, almohadas y sofás, desplegada en tierras americanas, Bergoglio ha dejado a un lado la doctrina filosófica de algunos de sus santos predecesores, que entendían el orden del universo como el resultado de la acción combinada de dos principios irreductibles y opuestos, el bien y el mal, lo que otro Papa, Gelasio I, en su epístola al emperador Anastasio I, a propósito de ciertas intromisiones de Anastasio en asuntos estrictamente eclesiásticos, Gelasio le reprende y le refiere esa doctrina dualista, conocida desde entonces también como dualismo gelasiano.
Aprovechándome de mis ideas claves de la disciplina Religión y Derecho, quisiera recordar al soberano de la Ciudad del Vaticano que la religión que representa y lidera posibilitó una transmutación substancial en la concepción del poder, concibiendo la existencia de dos tipos de autoridad: la política[1], y la eclesiástica[2]. Sin embargo, en la realidad, como le puede empezar a pasar a Francisco en su visita a Cuba y Estados Unidos, el cristianismo siempre se descompensa, bien hacia la jurisdicción civil[3] o a favor de la potestad eclesiástica[4], en vez de mantener equilibrado el fiel de esa balanza.
__________________________
[1] Que preside lo concerniente a las cuestiones seculares que se den en el ámbito de la sociedad civil.
[2] Que tutela lo relativo a los asuntos espirituales que se desarrollen en la Iglesia.
[3] Lo que se conoce como regalismo.
[4] O hierocratismo.