sábado, 19 de septiembre de 2015

Aprender a tirar TIROS

Fuente de la imagen: OpenClipart-Vectors en pixabay
De la lectura del título de este post, no deduzcas que se me ha “ido la olla”. Creo que no. Te lo explico a continuación. Hoy, el factor religioso presente en mi país proporciona un inmenso campo de trabajo jurídico al surgir conflictos relacionados con la libertad de expresión, objeciones de conciencia, enseñanza y simbología religiosa en lugares públicos… que, obviamente, requieren reflexión por la sociedad y soluciones sociales. Ayer asistí a una sesión de hora y media aproximadamente de la disciplina Derecho y Religión, que según la descripción de competencias, tiene por objeto el estudio de la relación existente entre el Derecho y el factor religioso presente en la sociedad, o lo que es lo mismo, la proyección civil del fenómeno religioso. Qué duda cabe que, por la importancia de la religión y bajo la mirada del derecho a la libertad religiosa, vuelve a ser estudiada como factor destacado en las relaciones internacionales, la convivencia social o la identidad de los pueblos, encontrándonos ante una sociedad multicultural, donde la dimensión social del factor religioso y su necesaria regulación por parte del ordenamiento jurídico del Estado, se hace patente. 

Pues bien, en determinado momento de la clase, el docente, José Luis[1], nos insistió en el juego de palabras “T.I.R.O.S”, apuntando en broma que hemos ido a su clase para aprender a disparar tiros. Ya en serio nos comentó que "tiros" es el acrónimo de cinco palabras que entiende son fundamentales, no sólo en el estudio sino en el caminar por la vida misma. La “T” de saber identificar el “tema”, de qué trata lo que tenemos entre manos, ya sea un libro, un proyecto… Junto a esta “T” tenemos la “I”, en la orientación de reconocer las “ideas”, saber de cada párrafo, cada hito… lo que se nos quiere transmitir. La “R” corresponde a “relacionar” los distintos aspectos identificados, analizados, detectados, estudiados… La “O” en el sentido de crear “opinión”, cómo afecta, cómo puedo mejorar, crítica… en síntesis, configurar una opinión propia, un sentido crítico. Finalmente, “S” de “servicio”, entender y practicar que lo que aprendemos, promocionamos, coordinamos, finalizamos… debe estar siempre impregnado de una vocación de servicio, de contribución, de aportar un grano de arena para la mejora de este mundo en el que vivimos (Fuente de la imagen: OpenClipart-Vectors en pixabay).
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[1] José Luis Llaquet de Entrambasaguas. Profesor en la Universidad Loyola Andalucía y en la Universidad Internacional de la Rioja.