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Puedo extender mis límites todo lo que buenamente consiga, pero llegado un momento, condicionado por mi cuerpo, mi mente o ambos, el límite coyuntural o estructural se substancia, simplemente porque soy naturaleza. El caso es que existen corrientes de pensamiento que se empecinan en argumentar lo contrario y, claro, continuamente me hacen reflexionar acerca de si soy yo el que lleva el paso cambiado.
Pienso que ser consciente de mis limitaciones en cada momento y hasta dónde puedo estirar la fibra física y psíquica, me acercará a la percepción de un camino pleno, satisfactorio y armónico en la salud y en las emociones, al tiempo que acomodo los ritos y costumbres a mis realidades, reencontrándome en cada minuto conmigo mismo.
Ese conocimiento, a su vez, posibilitará superar unas limitaciones y acercamientos a otras restricciones o salvedades, a la par que, supongo y espero, me haré menos estúpido y menos débil, que no más sabio y fuerte, puesto que provengo de la tierra y en tierra me convertiré, unido a que el cliché de sabiduría y fortaleza es relativo y, en todo caso, no me corresponde asignármelo (Fuente de la imagen: sxc.hu msm).