martes, 24 de febrero de 2015

Desilusión

Fuente de la imagen: mvc elaboración propia
Me llega la desilusión sin avisar, entrando en la mente como “Pedro por su casa”, acompañada de la desmoralización, el desánimo y la desmotivación, todos familiares y allegados. Igual piensa la desilusión que me da miedo o respeto o que la tengo en un altar, mitificada. Nada más lejos de la realidad. 

Hace tiempo que estoy alerta ante esas sensaciones o sentimientos, porque lo bueno de las piedras del camino es que si no aprendo al tercer traspiés[1], seguro que en el cuarto voy cogiendo alguna experiencia, de forma que me voy dando cuenta que “no es oro todo lo que reluce” o que "las apariencias engañan”. 

También, procuro estudiar el origen o las causas que la promueven, con el único objetivo de echarla fuera de la cabeza y darle un portazo mental. Por otro lado, no puedo mantenerme ilusionado perennemente al cien por ciento, pero no debo bajar la guardia cuando la desilusión hace acto de presencia[2].
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[1] Por aquello que el hombre es el único animal que tropieza tres veces con la misma piedra.
[2] Fuente de la imagen: elaboración propia.