Fuente de la imagen: texto "A votar" |
En el post “Escucha reflexiva”[1], te comentaba que ser un buen directivo, jefe o gerente de proyecto, no implica disponer en todo momento de la decisión adecuada, por lo que tener en cuenta lo que piensan otros, escuchar sus opiniones y reflexionarlas, puede fortalecer la ruta elegida para salir del atolladero. Pues bien, ayer, después de colgar el teléfono, pensé: he vuelto a escuchar poco y hablar mucho.
De vez en cuando tiendo a hablar más de lo que debo y para hablar mejor tengo que escuchar bien y más, cultivando aspectos tales como la confirmación de lo escuchado, cerciorándome de haber comprendido el hilo de la discusión; ser asertivo, es decir, mente abierta; y posibilitar un tempo para que el interlocutor capte mi sentimiento sobre la cuestión tratada.
También, al escuchar proactivamente, además de justipreciar el tiempo de los receptores y considerar múltiples opiniones, estoy valorando el momento y a la persona en su conjunto, lo cual es un "momentum" y un "detallazo" de cara al interlocutor (Fuente de la imagen: post "A votar"[2]).
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Escucha reflexiva. 2012. Sitio visitado el 16/07/2014.
[1] Velasco Carretero, Manuel. A votar. 2008. Sitio visitado el 16/07/2014.