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Creo que fue Dale Carnegie el que dijo que no hay que desesperarse si nos toca un limón, puesto que, aunque sea amargo, siempre podemos hacer limonada. Ayer me acordé de esta frase. Todos los días son ajustados, pero unas jornadas lo son más que otras. Cuando llegan "limones", lo fácil es colgar la culpa a terceros mientras lamo las heridas, salpicadas de "ácido cítrico", o me apeno de la presunta mala suerte, sin pararme a preguntar cómo puedo fabricar limonada.
Para capitalizar las dolorosas pérdidas, las puñaladas traperas, las injusticias y las bofetadas de la Vida, además de exigirme inteligencia, debo cultivar una actitud mental que posibilite un estadio emocional favorable a la elaboración de "limonada", si la providencia me ofrece "limones" (Fuente de la imagen: Wikimedia Commons). Imagen incorporada posteriormente; fuente: Stevepb en pixabay.