Fuente de la imagen: ErikaWittlieb en pixabay |
Después, el mensaje evolucionó a “poder del pueblo por y
para el pueblo”, lema del Estado Liberal, donde la soberanía recaía en el
pueblo como fuente y origen de todos los poderes, así como la separación tajante
de poderes que se establece como garantía de libertad para los ciudadanos. También,
se gesta el reconocimiento de la libertad, la igualdad y la propiedad, además del
principio de legalidad.
Así hasta que llegamos al denominado Estado del Bienestar, momento social y democrático de derecho que supone el sometimiento de todos los poderes
públicos y de todos los ciudadanos a la ley, garantizando la libertad, la
igualdad y el pluralismo político. ¿Dicho o reseña de este Estado de
Providencia? Se me ocurren algunas, pero en estas horas del alba no recuerdo
ninguna de carácter oficial.
¿Y ahora en qué estado de gracia o desgracia estamos? Al
menos en mi país lo catalogaría acuñando “Elitismo Beligerante”, con el lema “todo
para la élite a costa del pueblo”. ¿Por qué dañino o perjudicial? Porque
realmente no estamos sufriendo una crisis, sino una nueva, descomunal y silenciosa guerra, de unos pocos contra el resto.
Guerra donde se está exterminando todo lo conseguido por la Humanidad en las etapas
predecesoras, sobre todo en lo que a los derechos fundamentales se refiere,
desapareciendo las clases medias y volviendo a sistemas de miedo y terror ancestrales
que creíamos inhumados en la lejanía de los tiempos (fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: ErikaWittlieb en pixabay.