miércoles, 17 de julio de 2013

¿Por qué sospecháis eso?

Fuente de la imagen: rvs/2013
Ayer acompañé a un familiar al dentista. Mientras el profesional ejecutaba diligentemente su faena y, supongo, para relajar al paciente, comenzó a charlar sobre la situación política y social que se vive sufre en mi país. En un momento, ya enfrascados, pregunté por qué tanta inacción de los partidos ante la corrupción y los sensibles hechos acaecidos que vamos conociendo a cuenta gotas en función de intereses desconocidos, situación que va a llevarse por delante a todos los políticos honrados, que los hay, y al propio concepto de Democracia Española, emanada a partir de la Constitución, norma suprema, aprobada por la soberanía popular en la segunda mitad de la década de los setenta del siglo pasado. La contestación del dentista me dejó meditando toda la tarde. Contó la historia del Lazarillo de Tormes y las uvas, que te transcribo a continuación:

“Acaeció que, llegando a un lugar que llaman Almorox, al tiempo que cogían las uvas, un vendimiador le dio un racimo dellas en limosna. Acordó de hacer un banquete, así por no poderlo  llevar como por contentarme: que aquel día me había dado muchos rodillazos y golpes. Sentámonos en una valladar y dijo: - Agora quiero yo usar contigo de una liberalidad, y es que ambos comamos deste racimo de uvas y que hayas de él tanta parte como yo. Partirlo hemos de  esta manera: tú picarás una vez y yo otra, con tal que me prometas no tomar cada vez más de una uva. Yo haré lo mismo hasta que lo acabemos, y de esta suerte no habrá engaño.

Hecho así el concierto, comenzamos; mas luego al segundo lance, el traidor mudó propósito, y comenzó a tomar de dos en dos, considerando que yo debería  hacer lo mismo. Como vi que él quebraba la postura no me contenté ir a la par con él; más aún pasaba adelante: dos a dos y tres a tres y como podía las  comía. Acabado el racimo, sostuvo un poco el escobajo en la mano, y, meneando la cabeza, dijo: - Lázaro: engañado me has. Juraré yo a Dios que has comido las uvas de tres a tres. - No comí -dije yo -; mas, ¿por qué sospecháis eso? Respondió el sagacísimo ciego: - ¿Sabes en qué veo que las comiste de tres a tres? - En que comía yo dos a dos y callabas.”  (Fuente: recursos didácticos del MEC). A buen entendedor... Te dejo un dibujo realizado por peque con la nueva moda: a lo chibi.