Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Como cuando cada cuatro años
el postulante de turno, ondeando una bandera conservadora o progresista (da
igual), se acuerda de mí, prometiéndome el oro y el moro y a la vuelta de la
esquina hace todo lo contrario, arriesgando a la institución que consigue
gobernar a convertirse en un antro habitado por burguesías ilícitas, sólo
interesadas en preservar sus franquicias de ralea[1] radicícola[2]. Lo cierto es que ya no me sorprende leer en los periodos
electorales, todas las atrayentes promesas que las candidaturas proclaman para que
les vote, pero igual de habitual es constatar una y otra vez que, vez pasadas
las elecciones, si te he visto no me acuerdo y donde dije “digo”, digo “diego”.
Y, sin embargo, todavía abrigo la esperanza de encontrar a esa persona que haga
POLÍTICA, sí, con letras grandes, ya sea en un estado, una autonomía, una
ciudad u otra institución de carácter público, sea un colegio, una organización
empresarial, un AMPA (asociación de madres y padres), una cofradía o una, también respetable, comunidad de vecinos (fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.
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[1] Raza, casta o linaje de una persona (RAE).
[2] Que vive parásito sobre las raíces de una planta (RAE).