Fuente de la imagen: Shutterburg75 en pixabay |
Recuerdo que el animal se enfrentaba en fila de a uno, saltando hasta que se ponía a la altura de mi cabeza. Entonces, con el palo que tenía en las manos, lo enviaba lejos a lo béisbol, así hasta que huía o pasaba, supongo, a mejor vida. En la etapa adulta, también me ha visitado en algún que otro momento ese tipo de sueño, con la novedad de que mientras persigo, enjaulo y acabo con ellas, no siento ese miedo de antaño, que me ponía los pelos de punta.
En cuanto a los monos, no he soñado nunca con ellos. Si bien la fantasía la ha vivido el contacto, buscando en Internet descubro que puede significar que el soñante va a registrar decepciones debido a falsos testimonios, patrañas y maquinaciones por parte de “amistades” o “enemistades” axiomáticamente farsantes y celosas. Así que, contacto mío, cuidémonos no vaya a ser que recibamos alguna “puñalá trapera”[1] (fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada posteriormente; fuente: Shurtterburg75 en pixabay.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Puñalá trapera. 2007. Sitio visitado el 12/05/2012.