sábado, 3 de diciembre de 2011

No perder el norte

Fuente de la imagen: archivo propio
Ayer por la tarde, mientras sentía el calor de la chimenea, pensé que si obligado por las circunstancias tengo que participar o ejecutar una actividad profesional en un marco hostil, desagradable, inmundo, repugnante, cochino, maloliente o insufrible, no debo perder el norte.

No debo sentir que, por el hecho de estar en el mismo saco, también sea adverso, desapacible, mugriento, asqueroso, sórdido, fétido o insoportable, es decir, ser un apéndice más de un trabajo mugriento.

Soy lo que soy y estoy por encima de ese compromiso laboral, profesional, empresarial o institucional que, por diversas causas externas a mí, he asumido o me he visto inmerso.

En ese caso, debo tener meridianamente claro que esa actividad concreta, por muy mal que me sienta, es un entorno más para conseguir un fin, no un hoyo para mis huesos.

Debo imaginarme un futuro donde laboraré en algo distinto, mejor y, en consecuencia, enfocarme en esa visión. 

Aunque no me guste la calidad de los perfiles humanos con los que tengo que relacionarme en el desagradable contexto, me prepararé para ese mañana realizando hoy decentemente el trabajo comprometido.