Esta semana ha estado plagada de cumpleaños de esos locos bajitos que pululan pos las casas.
En uno de los aniversarios, me harté de jugar al futbolín. Me agarré el portero y los defensas y allí intenté emular a mi amigo de la adolescencia, Miguel, parando continuamente la pelota y metiendo goles desde esa posición.
Pero te traigo lo de los cumples a colación por la experiencia en una de las fiestas.
Algunos papis nos sentamos cerca de una mesa llena de piezas de construcción (de juguete ¡Claro!).
Empezamos a hablar de nuestras cosas y a jugar con los trozos.
Pasado un rato, percibo que va disminuyendo la conversación hasta desaparecer y enfrascarse cada uno de su montaje.
Como sabía las dedicaciones profesionales de cada uno y sus vaivenes empresariales, fue interesante relacionarlos con lo que se traían entre manos y ver sus caras de satisfacción, alegría, conformidad, frustración, rabia o coraje.
Es curioso como estos juegos permiten una conducta inconsciente que no está ni mucho menos normalizada por la reflexión o el análisis consciente.
Te dejo uno de los muchos vídeos que circulan por Youtube sobre juguetes de construcción, éste subido por benjamincrouzier, un artista en kapla.