Fuente de la imagen: qimono en pixabay |
La presunta elegancia de un alto directivo a reconocer en público sus errores, aceptar su responsabilidad en los resbalones incurridos, pedir disculpas y comprometerse a que lo pasado no volverá a suceder, puede ser catalogada como signo de notabilidad y seriedad, tanto de su liderazgo, como de la institución a la que representa.
Pero si su constatada falta de palabra, dirección reprochable y, en resumen, mala fama le preceden, ese alegato ante su auditorio probablemente engrosará el saco de otras miserables coartadas y pretextos, anotándose el manifiesto, tal vez, como hipócrita y de censurable estrategia.
En todo caso, esa farsante proclama siempre generará mayor descrédito y deterioración deterioro de su figura como ejecutivo y, sobre todo, de la imagen pública de la institución que preside o dirige. Que disfrutes de un reparador fin de semana (dibujo de imagenes-gratis.net). Imagen incorporada posteriomente; fuente: qimono en pixabay.