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Los más atrevidos, tratan a sus clientes como “tontos”, a las empresas proveedoras como meras participadas de su “corporación” y a su ámbito territorial de actuación como tablero de un cada vez más temerario juego. Hoy y mañana, en este mundo de contradicciones e intangibilidades, el talento y el tiempo de los colaboradores es un activo que va cobrando importancia en el balance social y económico, quedando en un segundo plano la transitoriedad del papel de los trasnochados y fanáticos directivos y empresarios de ese ayer que se va difuminando.
Concluí que la actividad empresarial entre dos o más partes, sean éstas personas o instituciones públicas o privadas, debe ser concebida como un fértil punto de encuentro, foco o vientre materno que concibe el proyecto empresarial o profesional, basado en el respeto y la empatía, generador de prosperidad, responsabilidad y prodigalidad, no sólo a los intervinientes de forma directa, sino también a su entorno próximo (dibujo de imagenes-gratis.net). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: BeyonTimelines en pixabay.