Después de casi poner el almanaque de tareas pendientes al día en este puente y de programar lo que queda del año, me doy cuenta de lo difícil de conciliar la agenda con algunos de mis contactos profesionales, teniendo que recurrir al correo electrónico para tratar temas que demandan un trato más directo, un cara a cara.
Hay personas que parece que se sienten a gusto con este sistema y les da pavor el necesario cara a cara, manejando este recurso para comunicaciones que suplican un diálogo presencial y forjando contextos que van desde lo ridículo o grotesco hasta lo turbador o tétrico (dibujo de imagenes-gratis.net).