Fuente de la imagen: SmBerG en pixabay |
El caso es que el presunto efecto negativo o fragilidad, al publicar sus propios desajustes o deficiencias, puede volverse a favor del anunciante, al percibir el consumidor cierta transparencia del mensaje, que contiene confianza, sinceridad y seriedad.
Ese público puede que le dé a la empresa una segunda oportunidad y, en todo caso, sabrá valorar el acto comunicativo (foto de imagenes-gratis.net). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: SmBerG en pixabay.