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Fuente de la imagen: Fairytalemaker en pixabay |
Últimamente, llevo escuchando de varias fuentes profesionales que los proyectos en los que he colaborado en los últimos años se catalogan como “singulares”. Ya apuntaba en el post "Mantener el tipo", que “alguien me debe querer mucho en el Cielo, porque no para de ponerme pruebas cada vez más difíciles en la Tierra”. Reconozco que no han sido experiencias empresariales cotidianas (compra, venta, reestructuración…), sino que acarrean un índice de complejidad añadida, motivado por distintos factores que no vienen al caso enumerarlos.
Pero, ¿eso implica catalogar esos trabajos como singulares? Un enfoque del vocablo “singularidad” va en la línea de lo matemático, empleándose para dilucidar las manifestaciones insólitas que suceden alrededor de los polos de la Tierra.
También, se utiliza para explicar el futuro mundo que espera a nuestra descendencia, donde el cambio social y económico será muy vertiginoso, inimaginable hoy, debido a que la mutabilidad tecnológica está sucediendo en forma exponencial. Se dice que en el siglo XXI no se avanzará cien años, sino veinte mil. Finalmente, en otros foros, se argumenta que la singularidad está suscrita por la unión de humanos y máquinas, activada por progresos tecnológicos en línea con lo "nano”, lo “bio” y lo “clon”. En fin, que disfrutes de un reparador fin de semana (imagen de gifandgif.es). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: Fairytalemaker en pixabay.