lunes, 2 de febrero de 2009

Recesión, patatas y arroz

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Ya estamos en otro mes. Parecía que la cuesta de enero iba a impedir que llegara febrerillo el loco y, ya ves, el tiempo pasa, inquebrantable e imperceptible. Supongo que para celebrarlo, ayer varias familias se congregaron en casa. Llovía a cántaros, así que todos nos metimos en el salón, al abrigo de la chimenea y, mientras los peques correteaban por el resto de las habitaciones, seguimos el partido de tenis entre Nadal y Federer, en Cuatro, a la par que se dedicaron a despotricar del gobierno, de la oposición, de la junta, del ayuntamiento, de las organizaciones sindicales, de las empresariales[1], del sufrido paro, de la élite y la masa… No dejaron títere sin cabeza. Unos venían del culto, otros del cancelado deporte dominical, otros de la reunión sindical, otros del círculo político, otros del matutino encuentro socio-religioso-familiar…[2].

Escuchaba la animada tertulia desde la cocina, intentando pensar qué podía improvisar para el almuerzo. Viene Pepe a reponer cerveza Alhambra y me dice: “Manuel, como estamos en crisis, me apetece un arroz con papas, de modo que ponte las pilas, que es barato y está buenísimo”. Me recordó la canción de la infancia “Un, dos, papa y arroz”. Ni corto ni perezoso, cojo la carne de cerdo, prevista para la comida de la semana[3], y la inventario con cebollas, tomates, ajos, perejil, laurel, nuez moscada, clavo, patatas, arroz, aceite y sal. Me puse a elaborar la receta. Usé la olla exprés porque el momento azuzaba. Eché el aceite de oliva virgen extra en la marmita de acero inoxidable, rehogando los trozos finos de carne y añadiendo los fragmentos menudos de cebolla y tomate, a modo de sofrito. 

A continuación, añadí agua, un poco más de media olla, en proporción a la cocción y al arroz. ¿Y el ajo y el perejil? Pues se machaca y se agrega, junto con la hoja de laurel, la nuez moscada y la sal. Cuando el puchero empieza a silbar, se deja cocer a fuego lento durante veinte minutos, aproximadamente (dependiendo de la intensidad del fuego, claro). En la espera, se pelan y cortan las patatas en pequeños cuadrados, para añadirlo, junto con el arroz, pasada la primera cocción, dejando hervir, de nuevo y desde el pitido, nuevamente, unos doce minutos. Creo que la propuesta de Pepe resultó. Lo acompañamos con Alea, crianza 2005, Marqués de Griñon. Que tengas una proactiva primera semana de febrero.
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[1] de la Sexta y su sesgada retransmisión del Atlético Bilbao-Málaga
[2] ¡Dios mío! ¡Qué diversidad! Todos con el ánimo caliente. Todos tirándome de la oreja. Os quiero. Menos mal que al mediodía Nadal nos levantó la moral y nuestro corazón se acongojó con las lágrimas del grande de Federer y la humildad del nuevo campeón. Te dejo una instantánea de la muñeca Gina, con su nuevo jersey de punto amarillo, que se le confeccionó entre punto y punto del partido.
[3] Así que, familia, a estas horas del alba, mientras escribo el post, se está guisando un cocido viudo, a base de garbanzos, berza y una solitaria costilla salada.