
Hoy, quiero comprometerme con algo que, probablemente, lo catalogues de superficial, podría ser, pero creo me vendrá bien en el aspecto de la salud y, por derivación, en lo profesional, lo personal y lo espiritual. Tengo unos kilos de más, aproximadamente diez, y hay que rebajarlos, pero sin dietas ni machaco en el gimnasio. Debo ajustar mi peso a través de vida sana y armonía. No, familia, no estoy diciendo que practique costumbres insanas, no, sólo que es necesario reducir los excesos culinarios, regular el consumo alimentario, integrar el saludable ejercicio, seguir disfrutando de la vida y reír, siempre reír. Por eso, te dejo la foto que me hicieron de la intervención en una asamblea general de una organización empresarial, hace doce años, cuando tenía cara de pito y diez kilos menos, si bien, reconozco, que no disfrutaba de ese déficit de grasa, como en la actualidad, que, en parte, me deleito con el lastre de más. Deseo que, dentro de unos meses, pueda presentarte una nueva imagen, con un peso más acorde con la vida que me ha tocado vivir y, al menos, en la misma órbita mental de pensamiento (como el chiste: Madrecita mía, déjame como estaba).