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A nivel organizacional, la ventaja competitiva que puede llegar a tener una empresa radica en la propia disposición para asumir los cambios y en el compromiso de las personas que forman parte de esa organización de adaptarse a los nuevos cambios.
A nivel del colaborador, la ventaja competitiva se encuentra en no cuidar sólo de su empleo, sino de su empleabilidad, es decir, de su capacidad para ser metahabilidosos y empleables, generando un perfil de trabajador con una mayor cualificación profesional (fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: geralt en pixabay.