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Pero, a pesar de que las viviendas son cimentadas y levantadas para aguantar sacudidas y temblores de tierra, mínimas son las que resisten en pie durante varias décadas. El número de edificios es sorprendentemente reciente. La carencia de conservación y de instituciones que activen el mercado de segunda mano, ha suscitado que sólo el 13% de las casas haya sido revendido en algún momento. Para enmendar la tendencia, el gobierno nipón proyecta encuadrar nuevas disposiciones fiscales que propicien una edificación más perdurable, como la disminución de impuestos sobre transmisiones patrimoniales, entre el 25% y el 75% durante siete años, para las casas que se adhieran a normas de construcción maciza. Para estos inmuebles, las hipotecas pueden llegar a los 50 años[2], y las autorizaciones de construcción estarán más factibles de conseguir[3].
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[1] The Economist. Building wealth. 2008. Sitio visitado el 06/01/2008.
[2] A diferencia del máximo acostumbrado de 35.