Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
El motivo de este post, aparte de venderme un poco (falta siempre hace), es para intentar trasladaros la experiencia inicial y la graciosa sensación que me embarga cada vez que me pongo delante de un auditorio. Salvo experiencias sensibles, como la relatada en el post Hablar en público[4], creo que me desenvuelvo de una forma peculiar y decente (lo sé, no tengo abuela), procurando aprender, aprehender y mejorar continuamente. Ayer me sumergí de nuevo en una experiencia de este tipo. En los preliminares, siempre me entra un gusanillo por el estómago y una contradictoria tensión ¡Vamos! Un incómodo "gustirrinín", como diría una amiga, ante el perfil del público desconocido y de si daré la talla.
Escuchaba cabizbajo la presentación que el miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Economistas de Sevilla, D. Manuel Venegas, que inauguraba el curso, hacía del docente: que si secretario general de tal, que si consultor, que si lo queremos reenganchar a la formación de forma continuada, etc. Supongo que era necesario todo eso, como imagen y para trasladar confianza al grupo expectante, pero no termino de acostumbrarme a esos inmerecidos piropos publicitarios. Vengo de donde vengo[5] y cada día que pasa sé que sé menos[6] y de lo relativo de todo. "Aperturado" formalmente el curso, me empujo hacia el estrado. “Buenas tardes, me llamo Manuel…. y soy de profesión…. El motivo de este curso….” Veinte y pico de titulares y colaboradores de despachos fiscales y contables de la Costa del Sol, curtidos al calor de arduas inspecciones fiscales, auditorías contables y asesoramiento económico y financiero.
Personas mayores que yo, de mi edad y varios de las últimas promociones de la facultad. Todos jóvenes mentalmente y con unas irrefrenables ansias de refrescar y aprender. Y allí estaba yo, frente a esos cuarenta y pico de ojos escudriñadores. Me presento profesionalmente de otra forma, haciendo hincapié en mi dilatada experiencia en un gabinete fiscal y en las dificultades y responsabilidad de esos negocios. Después de relatar esa experiencia, percibí que el ambiente se relajó y, de manera simultánea, como por arte de magia, yo también. ¡Comprende nuestro trabajo!, pensarían. El caso es que los presuntos dinosaurios, curtidos durante años, del gallinero de la clase ya no parecían tan amenazantes y los conjeturales cachorros, sobradamente preparados, de las primeras filas no parecían tan desafiantes.
En verdad, cuando se fueron presentando uno a uno, ya no eran en mi mente estegosaurios ni retoños, sino personas, con nombre y apellidos. Incluso, aplaudimos a varios que llevaban un porrón de años al frente de sus respectivos negocios y a otros que se habían traído al 50% de su plantilla a que se formasen. En resumidas cuentas, buena gente. Las tres horas de la primera sesión se me pasaron en un plis plas. Por cada curso, abro un blog privado, con acceso restringido quiero decir; que nos sirva de recurso complementario[7], ya que el cien por cien de los asistentes trabajan y es una forma de mantener un contacto entre sesión y sesión, retroalimentar adecuadamente la programación de las siguientes sesiones, información complementaria, apuntes adicionales, supuestos, solución de dudas, etc. En síntesis, un verdadero gustirrinín profesional. Espero estar a la altura profesional que se merecen[8].
_________________________
[1] Ver post NIC a la carta. Sitio visitado el 13/03/2007.
[2] Ver post Cara de Idiota. Sitio visitado el 13/03/2007.
[3] Ver post BPGC. Sitio visitado el 13/03/2007.
[4] Velasco Carretero, Manuel. Hablar en público. 2006. Sitio visitado el 13/03/2007.
[5] Ver post Pastor y porquero. Sitio visitado el 13/03/2007.
[6] ver post Meme. Sitio visitado el 13/03/2007.
[7] Los que os dediquéis a estas lides, os lo sugiero.
[8] ¡Ah! el material es de la editorial Deusto. Muy completo, me gusta (para información en pdf, pinchar aquí).