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¿Cuál es la solución? ¿o sincrónicas enmiendas, discordantes en algunos casos, simples en otros? Las Lamentaciones de Jeremías echan más leña a esa ansiedad con varios pensamientos, sobre los inmigrantes, imágenes apretadas que cruzan en pateras, furtivas y precipitadamente, por el mar de mi cerebro ¿Qué hacer? Por fin entra el Graduale y la Antífona Alleluia, ¿positivismo, quizás? No lo sé, el caso es que tengo que animarme de alguna forma: ¿estas contradicciones son forzados ingredientes de la vergüenza humana?, ¿enviar mantas a Caritas? ¿escribir en este blog acerca de esa degradación o deshonra de la Sociedad? Como el Todo es la eternidad: ¿lo que les está aconteciendo debe ser efímero?... Echo un vistazo al reloj y ya llevo veinticinco minutos corriendo: Ánimo. El Himno de Vísperas de la Ascensión me invita a reflexionar sobre lo que dice Madre Teresa (mi aspiración íntima[3]), unas veces lo consigo y la mayoría no; tengo que aplicarme más. Con la Secuencia Veni, Santec Spiritus entro en una nueva órbita de meditación, somos un renovado sueño de ilusión, y tengo la certeza de que he sobrepasado ya la media hora de carrera. Oyendo el Graduale Dirigatur maniobro hacia el Puerto de Málaga y suplico a mi esencia una actitud más sensible hacia todo.
Ahora paso a cavilar sobre la semana que termina, rumiando lo profesional, lo personal, lo físico, lo emocional y lo espiritual (Antiphonae. Salve Regina). Estos días no han sido ni fáciles ni difíciles, han dependido de la habilidad de los que me rodean y de la destreza de mi espíritu; lloro ¿o son secreciones de los ojos motivadas por el frío húmedo de la mañana? pero, de lance en lance, con una gran zancada, me impulso con renovada confianza. Este entusiasmo va creciendo conforme el examen semanal se hace más objetivo, ayudando a todo ello los cortes Offertorium Ave María, Alleluia Tota Pulcra y el Hymnus Ave Maris Stella. Advierto el reloj y ya llevo 45 minutos. Procuro memorizar la crítica que extraigo de la deliberación anterior y emprendo un vuelo imaginario, marchando y elevándome delante de mí mismo (me entrego al soplo del puerto), sobre la prolongación del Paseo Marítimo, luego por toda Málaga, surco los cielos imaginarios de forma serena pero suplicante, al tiempo que planifico lo profesional, lo físico, lo emocional y lo espiritual de la semana que viene: tengo que llamar a José, comer menos en la cena...
Reír, reír... sentir a mi familia, la cita con Domingo el domingo, escuchar mejor, finalizar la redacción de la ampliación del texto técnico sobre las NIIF, buscar nuevo trabajo conforme a mi visión profesional futura… Kyrie (Pater Cuncta), Gloria, Sanctus y Agnus Dei me generan el marco musical adecuado y las primeras luces naturales del día me envuelven tímidamente. Hymnus Angulares Fundamemtum, melodía sencilla y llena de dulzura, con sus cadencias (balanceo muy marcado que animan a mis cansadas piernas) me propician un clima de paz interior y felicidad: merece la pena seguir caminando en esta vida. La Antiphonae me sitúa en actitud de última e íntima rogativa a mí mismo. Observo el cronómetro y ha pasado un minuto de la hora de footing programada. Finalizo la meditación y el ejercicio físico. A veces, cuando me siento con fuerzas, me adentro en el Domum Tuam o la bella Zachaée, cavilando, por ejemplo, en la importancia de la lectura y de los pequeños detalles. (Post rectificado y enriquecido a lo largo de 2006 y 2008). (Formato de texto cambiado posteriormente. Links refrescadas. Fuente de las imágenes: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: archivo propio.
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[1] Índice de masa corporal.
[2] Introitos Exsurge.
[2] Velasco Carretero, Manuel. Aspiración íntima. 2003. Sitio visitado el 21/05/2005.