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Hace más de cinco años, te escribía en “El trabajo en equipo” que el trabajo en equipo no es la medicina que se deba aplicar en todos los escenarios organizativos y que, por ejemplo, en algunos casos se utiliza consciente o inconscientemente para tapar ineptitudes, desavenencias, incompetencia, reciclaje formativo, etc. de algunos de los miembros propuestos. El convencimiento de que los equipos propician más creatividad y productividad y, por derivación, son la mejor opción de conseguir los objetivos, se encuentra muy agarrada en la órbita directiva.
Sin embargo, las investigaciones sobre el referente siguen mostrando que el desempeño de los equipos es bajo. ¿Cuál puede ser el motivo? Tal vez que algunos de los miembros de esos equipos con bajo rendimiento, tienen otra idea de lo que debería estar realizando el grupo o de quiénes deberían formar parte de él. También, se encuentra el dañino perfil de “asesinos de equipos”, que son aquellas personas con un asumido cometido, consciente o inconscientemente, de destruir al equipo.
El coordinador o líder debe detectar a esta lacra social de la organización y eliminarla cuanto antes. Pero no confundas al “asesino” de equipo con el “forastero” o ajeno al equipo, el cual puede tener una función importante, sobre todo en aquellos casos de grupos de trabajo que llevan mucho tiempo laborando y que pueden llegar a empozarse en sí mismos, en actitud auto indulgente, y dejar de avanzar o ser productivos.
En estos casos, un foráneo puede generar distorsión, agitación, alboroto, caos controlado, y propiciar al equipo nuevos enfoques, visiones, planteamientos, soluciones. Te dejo una imagen de la colaboración entre dos perros y un gato para saquear un frigorífico (fuente de la foto: comedia-zone.com). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: DavidRockDesign en pixabay.