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Fuente de la imagen:Ciencia y Religión: Dos Visiones del Mundo. Sitio book—post (M. Velasco, 2011) |
Hoy, el peligro radica en que los extremismos por doquier han creado un nuevo fundamentalismo que utiliza retazos de fe y argumentos pseudocientíficos[2] para crear órdenes imaginados de exclusión y superioridad. El fracaso en las Naciones Unidas y la tibieza de la Unión Europea son el resultado de este regreso a las lealtades primarias. En un mundo donde la fe se reduce a una herramienta de identidad política y la razón se subordina al interés nacional[3], se pierde el área intermedia que Udías busca: el espacio ético. La ciencia[4] debería sostener la cooperación; la religión, con su mensaje de trascendencia y valor intrínseco de cada ser humano, debería impulsar la solidaridad. Pero cuando los líderes mundiales eligen la conveniencia de la fuerza bruta y la ficción absoluta sobre el rigor ético y la verdad empírica, la humanidad retrocede. Udías, al llamar a la claridad de campos y al respeto mutuo entre ciencia y religión, proporciona un marco conceptual para criticar precisamente esta confusión actual entre la búsqueda sincera de sentido[5] y la justificación ideológica de la violencia. La solución[6] no está en que la razón aplaste a la fe, ni viceversa, sino en que ambas se unan para condenar al uno, al otro y al tercero, es decir, a quienes usan cualquiera de ellas como disfraz para la tiranía.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2011). Ciencia y Religión: Dos Visiones del Mundo. Sitio book—post. Visitado el 6/10/2025.
[2] O, al menos, datos sesgados.
[3] O personal del líder.
[4] Con su universalismo y su búsqueda de verdades compartidas.
[5] Propia de la religión.
[6] Como sugiere el espíritu del diálogo propuesto por el autor.