viernes, 19 de septiembre de 2025

Cuentas Claras y Confiables

Fuente de la imagen: Pequeños invasores (M. Velasco, 2009)
Una empresa es como un barco que navega por el mar de los negocios. Para que todos (los dueños del barco, la tripulación, los pasajeros, e incluso otros barcos que interactúan con él) confíen en que el barco va en la dirección correcta y que sus recursos se están usando bien, necesita tener sus cuentas claras y transparentes. Aquí es donde entra en juego la auditoría, que es una especie de "revisión a fondo" de esas cuentas (M. Velasco, 2022)[1]. Es la actividad de verificar los números de una institución o, como se dice en la jerga, sus "cuentas anuales" y otros documentos financieros. ¿Para qué? Para expresar, con una opinión técnica e independiente, si esos números muestran una imagen fiel y real de lo que tiene la entidad (su patrimonio), de cómo está financieramente y de los resultados que ha obtenido. Se trata de ver si los números cuadran y de que reflejen la verdad sobre la salud económica, importantísimo porque mucha gente[2] confía en esa información para tomar sus propias decisiones. Y para que esta revisión sea realmente fiable, quienes la hacen, los auditores, tienen que ser expertos y, sobre todo, totalmente independientes. Piensa en un árbitro de fútbol: no puede tener intereses en que gane un equipo u otro, ¿verdad? Pues los auditores igual. Para ser auditor, hay que querer serlo; hay que tener una carrera universitaria, haber hecho unas prácticas durante un tiempo tasado con un auditor o una firma y haber superado un examen oficial que demuestre que se tienen los conocimientos necesarios. Una vez que cumplen todo eso, se inscriben en un registro oficial. Los auditores pueden ser personas individuales o sociedades de auditoría, que son corproaciones formadas por varios auditores. La independencia es la clave de todo, ya que un auditor no puede tener relaciones personales, de negocios, o familiares con la entidad que audita que puedan hacerle perder su objetividad. Por ejemplo, un auditor no puede haber estado trabajando en la dirección de esa misma institución que ahora va a auditar. 

Tampoco puede poseer acciones significativas de la entidad auditada. De hecho, hay una lista de servicios que los auditores tienen prohibido prestar a sus clientes para no poner en riesgo su independencia. Por ejemplo, si una firma audita a una corporación, esa misma firma, o gente de su entorno, no puede llevarle la contabilidad o hacer ciertas valoraciones importantes que luego auditará. Sería como si el árbitro del partido fuera también el entrenador de uno de los equipos. Aquí es donde entra el concepto de "red" de auditoría. Una "red" es como una alianza fuerte y duradera entre diferentes entidades o profesionales de la auditoría. No es una colaboración puntual, sino que comparten cosas importantes: pueden compartir ganancias o gastos significativos, tener una dirección común, usar las mismas normas internas de trabajo, tener una estrategia de negocio parecida o incluso usar un nombre comercial similar. Si un auditor pertenece a una "red", las normas de independencia se aplican a toda esa "red" en su conjunto, no solo al auditor individual. Esto evita que, por ejemplo, una parte de la "red" haga la contabilidad a una empresa y otra parte de la misma "red" la audite, intentando esquivar las reglas. De hecho, si se nombran varios auditores para un mismo trabajo, no pueden pertenecer a la misma "red". Para garantizar la independencia, también hay límites a cuánto dinero puede ganar un auditor o su "red" de una misma institución (para evitar una dependencia económica) y se establece que los auditores deben rotar cada cierto tiempo para que no se "encariñen" demasiado con la mercantil y pierdan perspectiva. El resultado final del trabajo del auditor es un informe. Este documento es público (o puede serlo) y debe ser claro, conciso y sin ambigüedades. En él, el auditor dice si las cuentas están bien o mal, explicando qué ha revisado, bajo qué normas, y da su opinión. Por ejemplo, si un auditor no ha podido revisar algo importante por culpa de la institución, debe dejarlo claro en el informe.

Igualmente, existen entidades mercantiles que son especialmente importantes para la economía, como los bancos, las aseguradoras o las grandes empresas que cotizan en bolsa. A estas se les llama "entidades de interés público". Como la información de estas organizaciones afecta a muchísimas personas (piensa en todos los clientes de un banco), las reglas para su auditoría son mucho más estrictas y transparentes. Por ejemplo, tienen que publicar informes de transparencia anuales con más detalle. También tienen un "Comité de Auditoría" interno, al que el auditor debe enviar informes adicionales y más detallados, explicando cómo ha contribuido la auditoría a la fiabilidad de la información financiera. ¿Y quién se asegura de que los auditores cumplan todas estas reglas? En España, el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) es el organismo encargado de la supervisión pública de la actividad de auditoría. El ICAC realiza inspecciones y, si hay sospechas, investigaciones para comprobar que los auditores hacen bien su trabajo, que mantienen su independencia y que cumplen la normativa. Si un auditor no cumple, el ICAC puede imponer sanciones. Por ejemplo, si un auditor no entrega a tiempo un informe importante, o si la información que envía al ICAC es incorrecta, puede ser sancionado. Junto a la auditoría, existen reglas muy detalladas sobre cómo las instituciones deben registrar sus operaciones en sus cuentas (por ejemplo, cómo presentar ciertos instrumentos financieros, cómo tratar la compra de acciones propias, los aumentos o reducciones de capital, las fusiones o escisiones de empresas, etc.). Estas normas son básicas para que la información financiera sea consistente y comparable, y son precisamente lo que el auditor revisará. Concluyendo, todo este entramado de normas, requisitos y supervisiones existe para un objetivo claro: que la información económica de las entidades sea verdadera, fiable y que genere confianza, lo que es esencial para el buen funcionamiento de nuestra economía.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2022). Marco Regulatorio Español de Contabilidad y Auditoría. Sitio Contable y Fiscal. Visitado el 19/9/2025.
[2] Inversores, bancos, clientes, empleados...