sábado, 14 de junio de 2025

La Agilidad frente a la Inercia

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Con la excusa de la reflexión sobre el complejo entramado de la justificación de subvenciones públicas en mi país (M. Velasco, 2024)[1], expresar que, a menudo, me encuentro inmerso en una dinámica que, a la larga, puede resultar agotadora. Desde mi posición en el staff de la comisión económica de una corporación de derecho público, asesoramiento técnico al amparo del artículo 60 de la Ley Orgánica del Sistema Universitario y en los Artículos 165 y 166 de los Estatutos de la Universidad de Málaga (OTRI), ayudando técnicamente en la justificación de subvenciones, he sentido una y otra vez la singular sensación de estar inmerso en un debate sin fin con quienes verifican u orientan. La escena es recurrente: ante guías de justificación desactualizadas, opiniones desubicadas, dictámenes provisionales descaminados de entes auditores, órganos fiscales, instancias laborales, asesorías jurídicas o incluso organismos nacionales, nos vemos en la necesidad de argumentar continuamente para convencer y reorientar. No se trata de una simple aclaración, sino de una labor persistente y, a menudo, en un sentido metafórico y, a veces, literal, de "enmendarles la plana" a quienes, por su función, se presumen como la autoridad última en el ámbito de sus especialidades o competencias profesionales. La tarea es la de argumentar técnicamente nuestro criterio administrativo, respaldado por la legalidad, la eficiencia y el conocimiento profundo del contexto en el que operamos. Esta constante necesidad de poner en valor el enfoque desplegado, este tener que desglosar cada normativa, decisión y cada cifra para la comprensión de terceros que, supuestamente, es su función, es un trabajo que, admitámoslo, cansa. Nos obliga a operar en lo que denomino el "tiempo de descuento": ese margen apremiante donde la energía se agota, pero la misión de defender la gestión no cesa. Es una lucha contra el reloj y, en ocasiones, contra inercias arraigadas. Sin embargo, a pesar de la fatiga, no debemos caer en el aburrimiento, sino todo lo contrario: seguir caminando con ánimo, responsabilidad y fortaleza, junto a equipos proactivos.

El panorama lanza un mensaje contundente: soplan tiempos distintos que necesitan soluciones distintas. Los órganos administrativos se transforman a un ritmo vertiginoso, adaptándose a nuevas realidades, tecnologías y demandas sociales, pero no siempre todos los actores de este ecosistema avanzan al mismo paso. El verdadero "problema", en muchos casos, no reside en la gestión interna de la entidad, sino en esos otros órganos de verificadores y de staff que, presumiblemente, se encuentran anquilosados en otros tiempos y en otros modos. Sus marcos de análisis, sus criterios y sus procedimientos no siempre evolucionan al ritmo de las nuevas prácticas y las complejidades de la gestión de estos “tiempos modernos”, insistiendo en aplicar paradigmas que, aunque válidos en su contexto, resultan insuficientes o incluso restrictivos ante la agilidad y la especificidad que exige la realidad hoy. Esta brecha entre agilidad e inercia, gestión y control, es un desafío, sí, pero también una oportunidad. Nos exige una resiliencia inquebrantable y un compromiso aún mayor con la excelencia técnica. Debemos seguir construyendo nuestros argumentos con la solidez del conocimiento y la claridad de la evidencia, siempre, por supuesto, desde el respeto y teniendo presente el ordenamiento jurídico aplicable. Es nuestro deber hacer las cosas bien, pero, también, demostrar que se hacen bien, educando en el proceso a quienes nos supervisan sobre la realidad de una administración en constante evolución. La persistencia en defender con criterio técnico lo ejecutado y justificado, lejos de ser una carga, se convierte en un acto de defensa de la modernidad y la eficiencia. Es un recordatorio de que la inercia puede ser el mayor enemigo del progreso y que nuestra labor, a pesar de llegar a ese “tiempo de descuento", es básica para forjar una organización más ágil, transparente y, en última instancia, más eficaz al servicio de la sociedad. Texto dedicado a Vanessa y a Borja (un placer colaborar con vosotros) y a Juan por su cumple. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
______________________
[1] Velasco-Carretero, Manuel (2024). ¿Qué falla en la gestión de las subvenciones? Sitio visitado el 14/06/2025.