miércoles, 23 de abril de 2025

Mientras se aleja, esa llama titila

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Si eres follower de este sitio sabes que la figura del Papa Francisco se ha referenciado en más de una ocasión. Lejos queda “Pobre y para los pobres” (M. Velasco, 2013)[1], donde rememoraba las lecturas de mi hermana sobre la vida de Francisco de Asís. Por todo ello, manifesté mi simpatía por el Papa Francisco generando una "tenue sensación de esperanza". También, en “Francisco y el dualismo gelasiano” (M. Velasco, 2015)[2], comentaba su visita a Cuba y Estados Unidos, relativamente sorprendido por la moderación de sus discursos ante los líderes de esos países, a pesar de abordar temas controvertidos, sugiriendo que el Papa había dejado de lado la confrontación, posiblemente abandonando la doctrina dualista de algunos de sus predecesores, que veían el mundo como una lucha entre el bien y el mal. Recordando la doctrina del dualismo gelasiano, señalé la separación entre la autoridad política y la eclesiástica, y advertí que el cristianismo tiende a desequilibrarse hacia uno u otro lado, en lugar de mantener un equilibrio entre ambos poderes.
Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Y aquí estoy. En una mezcla de nostalgia y respeto me despido de Francisco. Nací en el seno de una familia católica. Con el paso de los años mi camino se fue difuminando de la Iglesia que conocí, desorientado por su pompa y su aparente desconexión con las realidades más crudas. Pero entonces llegó él, un jesuita latinoamericano, que eligió el nombre de un santo humilde y que habló con una voz diferente. Sus palabras, resonando con ecos de Francisco de Asís y Teresa de Calcuta, encendieron una débil llama en mi corazón. La idea de una "Iglesia pobre y para los pobres" me devolvió una esperanza casi oxidada. Su sencillez, su cercanía, su preocupación por los marginados hicieron preguntarme si, quizás, la Iglesia podría volver a ser un faro para los desheredados de esta roca que es la Tierra. Ahora, mientras se aleja Franciscus, esa llama titila. No sé si su legado perdurará, si la institución podrá realmente transformarse. Pero le agradezco, Papa Francisco, por haberme dado un motivo para dudar de mi propio desencanto. Por un momento, me hizo creer que la esperanza era posible.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2013). Pobre y para los pobres. Sitio visitado el 23/04/2025.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2015). Francisco y el dualismo gelasiano. Sitio visitado el 23/04/2025.