Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
No sólo leía libros
de caballería. Me dejó obnubilado la vida de un tal Francisco de Asís, que le
hablaba a los animales y ayudaba a los pobres. Tampoco creo haberte descrito que me hubiera gustado
estudiar o recibir formación de los Hermanos Jesuitas, orden fundada en 1540. Saben mis íntimos que respeto el camino de estas
personas. Finalmente, recordarte que me
emociono con el pasaje terrenal de la Madre Teresa.
Por todo lo anterior, comprenderás que no me desagrada el perfil del Papa Francisco, porque es jesuita, de cultura latinoamericana, se ha hecho llamar “Francisco”, se hace la comida y leí ayer que, entre otras cosas todas interesantes, dijo a los periodistas en el Vaticano: “¡Cómo me gustaría tener una Iglesia pobre y para los pobres!”. Me inunda una tenue sensación de “esperanza”[2] (Fuente de la imagen: Wikimedia Commons).
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[1] También, seguro que has detectado mi continua aspiración a cocinero, mejor, cocinilla.
[2] Velasco Carretero, Manuel. Esperanza. 2008. Sitio visitado el 17/03/2013.