miércoles, 16 de abril de 2025

Doble Rol: Empleado comprometido y Cliente con Alma

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
El vínculo con las instituciones en las que he desarrollado la trayectoria profesional siempre ha trascendido la mera relación laboral, existiendo una conexión orgánica, un reflejo natural de la confianza y el conocimiento profundo que he adquirido sobre sus productos y servicios. Recuerdo con especial cariño la etapa como director de auditoría interna en un importante grupo empresarial del sector de la distribución, con sus extensas redes de hipermercados y supermercados. Para mí, realizar la compra semanal en sus establecimientos era una práctica habitual y, a la vez, una forma de experimentar de primera mano la calidad y la oferta que la corporación ponía a disposición de la clientela. En esas visitas regulares, siempre habilitaba un espacio para apoyar y disfrutar de los productos de la tierra, como pueden ser los vinos de Málaga, con su rica diversidad y singularidad, que son una elección frecuente, especialmente cuando colaboro con el sector, instituciones vitivinícolas con las que me siento particularmente conectado. Adquirir esos vinos en sus establecimientos es una manera de celebrar y difundir la excelencia de nuestra producción local.

Mi otra faceta, la de docente interino en la Universidad de Málaga, también encuentra un eco natural en la relación con la institución universitaria, siendo habitual que consuma sus productos formativos - actualmente estoy realizando un curso de extensión universitaria y un doctorado- pero igualmente adquiero merchandising de la universidad en sus tiendas, ya sean artículos promocionales o productos con el sello de la institución académica, incluida la gorra para cubrir la calota craneal. Estas acciones representan una forma tangible de mostrar el orgullo y pertenencia a la institución, integrando la vida profesional y el compromiso con la actividad que llevo a cabo. Ese uso habitual de los productos y servicios de las empresas en las que trabajo o colaboro, responde a una necesidad personal, pero también se convierte en una forma de validar y respaldar la labor de mis colegas y de las organizaciones a las que he dedicado tiempo y esfuerzo. Es una manera de vivir coherentemente con los valores que promuevo desde el rol profesional, generando un círculo virtuoso de confianza y apoyo mutuo. Imagen de marchandising vario de la Universidad de Málaga; fuente: mvc.