Fuente de los gráficos: BE |
En ese contexto dibujado por el BE, la recuperación de la actividad afronta distintos riesgos, que incluyen el posible deterioro de la confianza ante una evolución menos positiva de la pandemia, la persistencia de cuellos de botella en las cadenas de producción global o el repunte de la inflación, en particular de los bienes energéticos. Los factores que explican el aumento reciente de la inflación serían fundamentalmente transitorios, por lo que la política monetaria debería mantener el tono acomodaticio. Sin embargo, existe el riesgo de que se prolongue el tiempo necesario para su normalización, lo que podría contribuir a endurecer en el corto plazo las condiciones de financiación y frenar la incipiente recuperación.
El BE razona que una retirada prematura de los estímulos monetarios, antes de lo esperado por los mercados financieros, podría desencadenar este proceso de ajuste, dando lugar a una reducción abrupta de los precios de los activos financieros. Así mismo, el freno de la recuperación mermaría la calidad del crédito de hogares y empresas, especialmente de los sectores más vulnerables, que podrían registrar un aumento de la morosidad. En las economías emergentes, estos riesgos son particularmente pronunciados. En lo que respecta a los riesgos financieros sistémicos, no se observan indicios de acumulación que requieran la activación de herramientas "macroprudenciales". Fuente de la información y del gráfico: BE.
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[1] Informe de Estabilidad Financiera Otoño 2021. Banco de España. Sitio visitado el 06/11/2021.
[2] El Informe de Estabilidad Financiera es una publicación semestral, que analiza los riesgos del sistema financiero español, la rentabilidad y la solvencia de las entidades de depósito españolas, tanto de forma retrospectiva como prospectiva. Asimismo, el informe presenta la política y las medidas macroprudenciales del Banco de España.