Fuente de la imagen. lindsayascott en pixabay. |
De toda la batería de cuestiones que plantearon en la hora y media que duró el encuentro, sólo me acuerdo de una: ¿Qué opina del juego? La
respuesta: Si la Ley lo ampara y se cumple la normativa, no tengo nada más que
decir. No sé si fue esa contestación determinante o la previsible deplorable
imagen sudorosa o un poco de todo, el caso es que no fui elegido para el puesto
ofertado. Entonces era el boom de las máquinas tragaperras y poco más. Me
imaginaba llevando un departamento administrativo donde los trabajadores
estuvieran todo el día contando dinero y cargando y descargando sacas. ¡Uf! No
me gustan las diferencias de arqueo. Ayer leía y escuchaba en los medios de comunicación las
noticias sobre Eurovegas[1] y el comentario de los políticos acerca de que
cambiarán la Ley para permitir ese emporio del juego en mi país.
¡Ea! Ya está.
Se cambia la Ley para que lo que ahora es ilegal, luego sea legal y todos tan
panchos. Estoy desconcertado con esa afirmación. Ya se ha jubilado aquello de "Quién hace la Ley, hace la trampa"; ahora la moda es: "Si molesta la Ley, se cambia". Me pregunto qué respuesta daría hoy a la cuestión que antaño me
plantearon en la entrevista de selección. Probablemente, ninguna, porque salvo
cuestión de necesidad y con todo respeto a sus trabajadores y trabajadoras, no optaría a opciones laborales de ese sector. Decía el
representante de los inversores que habrá puestos de trabajo para los nativos,
si éstos aceptan las condiciones laborales. Preocupante. Por lo demás, desearía
equivocarme y dentro de diez años se cumplan todo lo que los políticos hoy
venden, pero soy pesimista. Imagen incorporada con posterioridad; fuente: lindsayascott en pixabay.
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[1] Bécares, Roberto. Eurovegas se va a Alcorcón. El Mundo. 2013. Sitio vistado el 09/02/2013.